No parece gran cosa aguantar tres partidos consecutivos sin perder, pero vista la discontinuidad del Real Zaragoza esta temporada en cuanto a resultados (solo dos victorias consecutivas) y su irregularidad futbolística (en rombo y dos rombos), cualquier atisbo de certeza sirve para restaurar sueños aunque sea sin nombrarlos. El equipo de Natxo González ha cambiado en el 2018. No se sabe hasta dónde, hasta cuándo. Es cuestión de proyección. Se trataría de estirar el ritmo de los seis encuentros del nuevo año, con tres victorias y dos empates. Le daría, se supone, para entrar en la promoción de ascenso. O casi. Así lo contó ayer Mikel González con una sonrisa. «Nos ha costado mucho coger una buena racha de puntos y hay que darle continuidad. Siempre hablamos de lo importantes que son las dinámicas. A nosotros nos ha costado mucho cogerla y ahora hay que seguir y seguir. Veo al equipo bien. En los partidos cada vez concedemos menos, nos hemos hecho fuertes en casa y vamos en buena línea. Tenemos que ir a Tarragona con todo. No la podemos dejar escapar. Hay que sumar, crecer, ir a más. Todavía tenemos margen».

El objetivo está en el mismo lugar de siempre, aunque ahora se cuente de otra manera, y se resalte la importancia del encuentro de Tarragona. Quizá esta vez sí sirva de punto de inflexión. Lo dice el defensa. «Sé que es un topicazo, pero no veo más allá del siguiente partido. En mi mente está sacar los tres puntos en Tarragona. Si lo hacemos, lo veremos todo de una manera diferente. Veremos más distancia con los de abajo y la zona de arriba más cerca. Puede condicionar tanto un partido que no nos hacemos a la idea. No podemos pensar ahora en mayo o junio. A falta de 16 jornadas solo tiene sentido el siguiente partido. Sé que es un topicazo, pero lo siento así».

Mikel lleva dos semanas entrenándose con el grupo y tiene opciones de regresar mañana. No es titular desde hace un par de meses, cuando cayó lesionado en Valladolid. Ahora está «para jugar o para ayudar desde fuera, lo que me digan», para ser parte de «la evolución» del Zaragoza. «Vemos que el trabajo que veníamos haciendo se refleja en puntos, que es lo que te da vida, confianza y moral. En esta segunda vuelta, sobre todo con esas tres victorias en casa, se ve la traducción en puntos».

La mejoría ha llegado con esas tres victorias últimas en casa, las tres de puerta a cero, aunque en todas haya resaltado el guardameta por encima de los defensas. «Si cada uno está bien individualmente, se suma colectivamente. Como cuando el equipo está bien en conjunto se destaca individualmente. Es la ley del fútbol. Las paradas de Cristian se trasladan en puntos, da seguridad y confianza. Se queda igual la sensación de que sus intervenciones nos han salvado los partidos, pero me quedo también con que hemos estado más seguros atrás, con que el equipo llega con relativa facilidad al área contraria y con que se generan más ocasiones de gol», explica el guipuzcoano.

Así las cosas, el Nástic, nuevo Nástic, debe suponer el principio, otra vez. «Me imagino qué tipo de fútbol nos podemos encontrar. Han cambiado de entrenador, empataron contra el Cádiz, ganaron fuera y han cambiado un poco de sistema. Hay que tener en cuenta el rival, pero si hacemos las cosas bien, en muchos partidos somos protagonistas. Tenemos que darnos importancia a nosotros también».