Visita el Real Zaragoza el Estadi Municipal de Reus (20.30 horas) teniendo deberes pendientes para asegurar la permanencia en la categoría de plata, que en la propia plantilla zaragocista y en su cuerpo técnico se cifra en ganar dos partidos de los seis que quedan. Quizá haga falta un poco menos para conseguirlo, aunque no es menos cierto que los de abajo aprietan, hasta los que parecían más hundidos. Las victorias de Mallorca y Alcorcón así lo refrendan. Sin embargo, tras el frenazo en seco que supuso a cualquier sueño de playoff la derrota ante el Getafe, el equipo dirigido por César Láinez se centra ya solo en cruzar cuanto antes la raya que separa los fantasmas y las dudas por el miedo a lo que supondría un descenso a Segunda B, una catástrofe de funestas consecuencias, y obtener la permanencia matemática para mirar ya a la próxima temporada con el objetivo ineludible de volver a Primera, una meta que no puede demorarse más, por historia, por afición y por economía.

En esa próxima temporada apunta a estar, salvo sorpresa, como entrenador el que hoy será el enemigo en el otro banquillo, un Natxo González que ascendió al Reus y que lo tiene compitiendo de forma más que digna en Segunda, tras una gran primera vuelta y una caída posterior. Tampoco ha asegurado la permanencia el Reus, un punto justo por detrás del Real Zaragoza en la tabla. Los dos equipos están, pues, en casi idéntica tesitura, a la caza de una victoria que les dejaría muy cerca de cumplir con su objetivo, ilusionante para los reusenses, en su primer paso por la categoría, decepcionante y gris para el Zaragoza, un histórico metido desde hace años en un túnel que parece no tener fin.

Desde la llegada de César Láinez el equipo ha visto la luz tras una etapa negra con Raúl Agné que encaminaba el destino hacia el abismo, hacia la categoría de bronce. Once puntos de 15 posibles le permitieron levantarse en la clasificación y empezar a rumiar ilusiones dada la igualdad de la categoría, hasta que llegó el jarro de agua fría ante el Getafe. Pese a ese golpe, es innegable que el Zaragoza es mejor que hace seis semanas, juega con más fluidez, compite bien y es un equipo más compacto.

JAVI ROS Y CABRERA / Eso sí, mantiene el equipo defectos de fábrica que probablemente a estas alturas ya no tienen cura. A saber: la inconsistencia, la fragilidad mental en algunos momentos y, sobre todo, el bajón en la segundas partes. Al Zaragoza se le han escapado 25 puntos tras ponerse por delante en el marcador. Con eso está dicho todo. Con esa cara mejorada y con esas limitaciones de serie, la meta de Láinez es que el equipo, cuanto antes, abrace la permanencia. Y la misión en Reus es dar un paso de gigante con una victoria, que ya dejaría ese objetivo casi a expensas de un pasito en las cinco jornadas que restarían después. Quizá hasta podría ser suficiente con solo ese triunfo en Reus dada la progresión actual de la zona de descenso, que apunta a dejar la salvación en torno a los 49 puntos.

Pierde para este encuentro Láinez a uno de sus fijos, Edu Bedia, que ha mejorado la influencia sobre el balón del equipo pero que es de los jugadores, y hay varios en el Zaragoza, que cuentan con poco depósito físico. Lo más lógico es que vuelva Ros, suplente ante el Getafe y Cani se mantenga en la banda para que Pombo juegue por dentro en el 4-1-4-1. Es verdad que Láinez dio alguna opción en sus palabras a Raí y sería la alternativa a ese plan. Sí vuelve seguro Cabrera tras superar su golpe en el muslo y, como su sustituto para el técnico cuando no está en el lateral izquierdo es Casado, la verdad es que al uruguayo se le echa mucho de menos.

Dice la estadística del Reus que no ha ganado en su feudo en la segunda vuelta y que es el peor equipo en casa de Segunda. La realidad asegura que el conjunto de Natxo González juega bien al fútbol, pero tiene un déficit de pegada considerable. El partido mirará con lupa al técnico vasco por parte de la afición zaragocista, que quiere saber cómo es el próximo entrenador, pero también no conviene perder de vista al lateral zurdo Ángel, cuyo futuro también pasa salvo sorpresa por La Romareda, o a Alberto Benito, que, si el Mallorca se salva del descenso y no lo impide, también podría ser jugador blanquillo la próxima temporada en el carril diestro de la zaga.

En las filas del enemigo andan Jorge Díaz, cedido por el Zaragoza y sin cláusula del miedo, aunque hoy no será titular, o Miramón, Edgar y Campins, nombres ligados a la entidad zaragocista en el pasado. Por no hablar de Querol, de terrible recuerdo en la tragedia con el Llagostera. El Reus es el menos goleado, con 25 tantos, y el menos goleador, con los mismos y junto al Alcorcón, así que es una escuadra compacta y que forma un buen bloque. Si tuviera más gol seguro que no estaría mirando hacia abajo, porque como equipo demuestra semana a semana estar bien trabajado. Así que no lo tendrá fácil el Zaragoza para ganar en su primera visita liguera al Estadi Municipal. Pero la misión está clara: conquistar el botín y dejar la salvación vista para sentencia.