Salvó un punto el Real Zaragoza en Ponferrada después de que el rival se adelantara en el marcador por medio de Acorán en el minuto 70 para que Ángel empatara a falta de ocho en un final de partido loco donde pudo conquistar todo el botín o perder la parte que había reconquistado con el tanto del delantero canario. En todo caso, el equipo de Lluís Carreras, de nuevo, se levantó tras recibir un golpe y no se llevó los tres puntos, como sí hizo en las remontadas, todas en casa, ante Alcorcón, Mallorca o Lugo, pero al menos volvió a dejar muestra de que tiene carácter para superar la adversidad, algo que ha dejado patente en la etapa reciente y que fue muy poco habitual en el inicio de Liga.

Se ha quejado en varias ocasiones Carreras de que su equipo parece que necesita un estímulo negativo para levantarse, para enchufarse a los partidos. No es una buena costumbre, desde luego, dejar que el enemigo tome la iniciativa en el electrónico. Pero, de todos modos, esa capacidad para reaccionar sí enseña un espíritu de superación que es positivo, aunque no cabe duda de que en el fútbol siempre es mejor golpear primero.

El Zaragoza no logró anticiparse en el golpeo ante la Ponferradina, el Alcorcón, el Mallorca y el Lugo, pero fue capaz de sumar hasta 10 puntos de 12 posibles tras reaccionar. Ante el Alcorcón fue Rafa Páez el que estrenó el marcador en el 11, pero Javi Ros y Dongou, en dos ocasiones, le dieron la vuelta a la tortilla. Es más, tras el gol del conjunto madrileño llegó, posiblemente, la mejor imagen del equipo en toda la temporada, plasmada en varias ocasiones y en las dianas de Ros y Dongou para que la reacción fuera una realidad pasada la media hora. El camerunés completó la victoria por 3-1 en los últimos minutos del choque.

REACCIÓN FULMINANTE

Ante el Mallorca, en el minuto 10 Arana puso contra las cuerdas al Zaragoza, pero el equipo, con más espíritu que fútbol, le dio la vuelta gracias al balón parado, con dos dianas de Dorca tras sendos saques de falta de Lanzarote. Con todo, la remontada estrella llegó frente al Lugo. Ferreiro marcó a falta de un cuarto de hora, en el minuto 74 en concreto, Seoane dejó al cuadro gallego con diez futbolistas dos minutos después y Ángel, Lanzarote y Dongou voltearon el electrónico en 10 minutos finales frenéticos.

Todavía se puede señalar una muestra más de ese carácter para levantarse que el equipo ha adquirido con Lluís Carreras en el banquillo. Ante el Huesca, en el estreno del técnico catalán en el banquillo zaragocista, el conjunto oscense dio la vuelta al tanto inicial de Ángel para ponerse con 2-1 y estaba el Zaragoza en inferioridad tras la expulsión del canario. Con diez zaragocistas sobre el césped llegaron los tantos de Ortuño y Diamanka, pero sobre la bocina firmó el 3-3 definitivo el Huesca por medio de Carlos David.

Eso sí, en la era del entrenador catalán en el banquillo aragonés ha habido otros partidos donde esa mala costumbre de que el rival dé primero no se ha podido superar. Por ejemplo, ante el Oviedo en el Tartiere (1-0), el Mirandés en casa (1-2), en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo de Almería (2-1) o en la clara derrota en La Romareda frente al Girona (0-3). Mientras, en el Martínez Valero de Elche ocurrió al contrario, el Zaragoza se adelantó y se vio remontado para caer por 2-1. Tampoco en Pamplona fue capaz de conservar la renta del gol de Lanzarote, ya que el conjunto osasunista niveló el marcador en la segunda mitad.

Con todo, esa muestra de carácter para superar la adversidad es una tendencia muy reciente en el Zaragoza. En tres de los cuatro últimos partidos --Mallorca, Alcorcón y Ponferradina-- se quedó por detrás en el marcador y fue capaz de reponerse y sumar. Solo la victoria en Valladolid por 1-2, donde Lanza dio primero, empató el cuadro local y sentenció Pedro, escapa a esa costumbre última. Mientras, en las 18 jornadas iniciales, las que dirigió Ranko Popovic, solo hubo dos exponentes de esa capacidad para remontar. Ante el Almería (3-2) en la segunda cita, cuando el Zaragoza dio la vuelta por medio de Ángel y Cabrera al 1-2 que estaba en el marcador al principio de la segunda parte y, una semana más tarde, en Leganés cuando Jorge Díaz niveló el gol de Borja Lázaro.