La plantilla se ha mostrado clara desde principios de año sobre la meta en el presente curso; conseguir un buen botín de puntos para escapar cuanto antes del peligro. Fue Cristian Álvarez el que hace unas semanas despejó el interrogante sobre cuál era el objetivo del equipo: «Me encantaría decir que estamos cumpliendo con los objetivos, pero la realidad es otra. Debemos llegar cuanto antes a una posición cómoda», aseveró el meta en la previa al choque ante el Tenerife. Una premisa que, por ahora, no se cumple. Pese a que el Zaragoza está consiguiendo ser solvente en casa, algo primordial para abordar cualquier propósito, el descenso se aproxima a tan solo dos puntos. El equipo está sumergido momentáneamente en una pugna multitudinaria por no precipitarse hacia una de esas plazas.

La situación no es cómoda, puesto que bordear el descenso nunca es plato de buen gusto, y menos para el Real Zaragoza. Natxo González asumió su condición de capataz del grupo para buscar templar las aguas mediante un mensaje: «Hace cinco semanas estaba más preocupado que ahora». El entrenador aseguró que, en estos instantes, no tiene motivos para estar tan alarmado por el descenso como hace unas semanas: «Llevamos un buen bagaje. Yo creo que en las últimas jornadas ha habido momentos donde equipo ha sido mejor que a principio del curso», explicó.

La enrevesada realidad en la que vive el Real Zaragoza encubre la tímida progresión que ha protagonizado en este último mes. Durante este periodo de tiempo se han conseguido siete puntos sobre doce posibles, cifras que les ubican en la sexta posición atendiendo a este segundo tramo de Liga. Una dinámica que se ha consagrado como el mayor seguro para Natxo de cara al futuro más inmediato: «Yo creo que si seguimos sacando los números que estamos haciendo no tendremos de qué preocuparnos. No estamos peor con respecto al descenso que hace cinco semanas, ya que teníamos a cinco equipos por debajo y ahora hay diez».

El empate frente al Alcorcón admite dos versiones. Se puede valorar de forma positiva, ya que se sustrajo un punto de Santo Domingo; por contra se puede ver más allá del punto, entrando en detalle sobre la imagen pírrica del equipo. Las dos caras de la moneda para un Natxo que prefiere ver la parte positiva: «Nunca estoy conforme, soy muy perfeccionista. La línea del equipo me está gustando, a excepción del día del Alcorcón. Valoramos el punto porque hicimos las cosas mal y empatamos».

La prueba del Lugo

La siguiente parada dentro de este largo trayecto vuelve a ser en La Romareda, en esta ocasión ante el Lugo. No se tratará de una contienda sencilla, puesto que los lucenses son una de las escuadras más regulares del campeonato. El trabajo de Francisco desde el banquillo es sólido. Ha construido un bloque férreo que, pese a tener que recomponer parte de la plantilla en verano, muestra una imagen competitiva en cada jornada. «Será un partido con muchos golpes, de ida y vuelta. Ellos juegan sin presión por su condición. Tienen una autoconfianza que les permite mostrarse mejor de forma individual y colectiva», analizó el técnico zaragocista sobre el oponente. El Lugo será el termómetro para medir la salud del equipo y la fiabilidad en La Romareda.