Hace un par de semanas, asistió desde el palco del Camp Nou a una derrota terrible. La vio por televisión. El Zaragoza cayó en La Romareda ante el Athletic (1-2) y puso rumbo a Segunda. Mohammed Alí Amar, Nayim, casi destroza la pantalla cuando su equipo encajó el segundo gol. "Estaba con los veteranos del Barça. Ese tropiezo fue letal, pero llevamos cuatro años al filo de la navaja. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe", reflexiona el héroe de la Recopa.

Eran otros tiempos. Ahora el Zaragoza vive momentos duros y Nayim tiene muy claras las causas. Ha habido una pésima gestión deportiva, económica y social. Agapito (el propietario) es el culpable. Le pido por su salud y por la del club que se vaya de una vez, que deje paso a otras personas, a gente que sienta este clubO, asegura el ceutí, que ahora se dedica a la representación de jugadores, con una vida a caballo entre Dubai, Zaragoza y Londres.

Nayim conoce al empresario de su etapa como ayudante de José Aurelio Gay en el banquillo. "Es un fenómeno en las distancias cortas. Te convence. Nos decía que estaba hecho un fichaje y a las dos horas veías que era mentira. Te decía blanco y luego era negro".

El excentrocampista cree que el club está tirando por tierra su imagen. "No existe arraigo de ningún jugador. Antes pasabas varios años en el club y tenías ese sentimiento. Paquete Higuera, Pardeza, Cedrún... Yo me siento un aragonés más. La gente me sigue parando por la calle y me emociono con ellos".

El héroe de París es pesimista para este sábado, sabe que el Zaragoza no depende de sí mismo y apuesta por el Depor como único superviviente. Su deseo es que haya una profunda mutación: "Quiero que mi Zaragoza sea un equipo de calidad, de sentimiento, con carácter y personalidad. Como éramos antes. La gente decía con orgullo que era del Zaragoza, nos respetaban en los campos y nos aplaudían por nuestro fútbol. Hemos perdido la identidad. Eso es lo que más me duele".