No hace demasiado Natxo Gonzáalez era foco principal de las estadísticas negativas. «Ya sé que soy el peor entrenador desde que está el Zaragoza en Segunda y todo eso», decía a finales de enero en una entrevista a este diario con un aire de resignación. Entonces, el equipo había pasado la primera vuelta y era el peor en la historia reciente en la categoría de plata, con un tristísimo balance de 24 puntos tras cinco triunfos, nueve empates y siete derrotas. De hecho, solo en dos temporadas (45-46 y 46-47), ambas en tiempos muy lejanos, con más de 70 años de espacio, el equipo blanquillo llevaba en la categoría de plata peores números al ecuador que los de Natxo.

Sin embargo, la realidad ha cambiado de manera brutal para este Zaragoza, que lleva 25 puntos de 30 posibles en las 10 jornadas iniciales del segundo acto liguero, con ocho triunfos, un empate y una derrota como balance. Tanto ha cambiado que el equipo que dirige el preparador vitoriano presenta los mejores números al paso por la jornada 31 desde que bajó a Segunda en junio del 2013. Es decir, de ser el peor a convertirse en el mejor en poco más de dos meses. Hay que acudir al ascenso con Marcelino (08-09) para ver una cifra mejor a estas alturas (54 puntos).

El Zaragoza suma ahora 49 y supera los 47 que llevaba el equipo dirigido por Ranko Popovic en la 14-15, el curso donde se disputó el único playoff de ascenso hasta el momento. En la 15-16, el Zaragoza de Lluís Carreras circulaba con 46 puntos, tres menos que ahora, y se quedó fuera de la promoción en la última jornada, con la triste debacle en Palamós ante la Llagostera.

Mientras, en la 13-14, Víctor Muñoz acababa de llegar al banquillo, en esa jornada 31, en lugar de Paco Herrera, destituido tras la derrota en Ponferrada, y el equipo tenía 39 puntos. El peor dato hasta el momento es el del curso pasado, ya que Láinez ocupó el puesto de Raúl Agné tras caer en la jornada 30 en casa ante el Sevilla Atlético. Después de ganar al Elche con el ahora entrenador del filial, el Zaragoza tenía 38 puntos y acabó firmando la salvación.