El Real Zaragoza es un martillo en ataque y con esa pegada demoledora, sobre todo con Borja Bastón como ejecutor, se puede pensar en todo, también en el retorno a Primera División después de que la racha de siete jornadas sin perder y de 17 puntos de 21 le haya subido ya a las plazas de promoción tras ganar de forma justa en Alcorcón gracias a la pólvora que tiene en ataque y a una segunda parte donde fue muy superior a un rival solo intenso en un duelo con más emoción y goles que fútbol.

Después del descanso, dos contras, cimentadas en la presión y ejecutadas por Jaime Romero y por Borja, que firmó otro doblete y colecciona ya ocho dianas en un espectacular arranque, sellaron el triunfo zaragocista en Santo Domingo, una victoria valiosa que revela fortaleza y capacidad, que invita a ser optimistas por lo ofrecido tras el descanso y por el excelente momento de resultados que acumula el equipo de Víctor Muñoz.

No necesita jugar bien el Zaragoza para marcar. Es más, el fútbol, como apuesta combinativa, casi es extraño en este equipo, al que le cuesta muchísimo generar. De hecho, marca más que juega, pero marca. Y gana, que al final es lo que cuenta. El Zaragoza, además, firmó un segundo tiempo casi de notable. Intenso, bien en la presión y afilado a la contra, donde sentenció a su rival, que en la primera parte le creó muchos problemas al conjunto de Víctor Muñoz, que estuvo demasiado descentrado y despistado en la estrategia defensiva y que tuvo un punto menos de agresividad que los de Bordalás. Pero eso lo corrigió tras el intermedio e impuso la lógica del martillo, de la pegada.

En esa capacidad zaragocista es obligado destacar a Borja. Sus números ya le señalan, necesita solo media ocasión para marcar y además acumula trabajo y esfuerzo en cada partido. Verdés soñará con él y de forma diferente lo hace el zaragocismo, que ya sabe que vuelve a tener una referencia, como lo fue Ewerthon en el último ascenso, sobre la que acomodar la posibilidad de retornar a la élite. Al ritmo que lleva, Borja superaría la treintena de dianas al finalizar la temporada. Eso casi es un billete directo hacia Primera.

El ariete ya había visto puerta cuando en Santo Domingo ni se habían sentado. El primer córner lo prolongaron entre Verdés y Rubén y Borja, mientras el resto del mundo miraba, mandó de cabeza el balón a la red. El Zaragoza, que había empezado con Jaime en el once como merecida novedad, no se sintió bien con ventaja y empezó a dar ocasiones. Mario evitó un gol de David tras un saque de banda, Whalley paró un disparo de Plano a bocajarro después de una falta y el gol llegó tras un córner en corto donde Dorca despejó hacia el área y el balón le cayó a Fausto.

El Alcorcón, más metido y más intenso, pero también sin un gramo de fútbol, tenía la iniciativa ante un Zaragoza que era un dolor con el balón en los pies, incapaz de dar tres pases seguidos. El duelo, en todo caso, era una oda a la imprecisión, con faltas y mucho balón por el aire sin que casi nadie lo tocara con sentido, ni siquiera Ruiz de Galarreta, otra vez gris.

PRESIÓN Y CONTRAGOLPE

Un centro de Óscar Plano al que no llegó David y un córner que remató Verdés fuera con todo a favor fueron las mejores ocasiones locales, mientras que Willian José, en una contra, estrelló el balón al lateral de la red sobre la bocina del descanso. La jugada, en todo caso, fue una premonición de lo que vendría después. Víctor cambió de bandas a Jaime, que pasó a la izquierda, y a Eldin y el Zaragoza salió con un punto más de agresividad, comandado por Mario, que capitaneó la mejoría colectiva.

Después de que Whalley enmendara ante David un mal despeje de Fernández, un robo de Mario acabó en los pies de Jaime, que se apoyó en Willian José para una pared que al extremo le llegó para controlar con la diestra y ejecutar con la izquierda. Qué duda cabe de que Jaime tiene mucho más gol que Álamo. De sobras para seguir en el once. El caso es que el Zaragoza ya había adelantado la presión y trabajaba mejor en esa faceta, lo que volvió a dar sus frutos. Borja no disparó bien tras un pase de Willian José, pero sí lo hizo después de un robo de balón del propio punta madrileño en una contra de manual. Borja interceptó un mal pase de Djené, Willian prolongó sobre Eldin y su centro lo remató por dos veces Borja con Verdés incapaz de frenarlo para hacer la sentencia.

SUPERIORIDAD

Es verdad que De Burgos Bengoetxea anuló un gol a David que el delantero ni protestó y que Rubén salvó bajo palos un remate de Anderson tras un despeje irregular de un Whalley hasta entonces impecable, pero es que el Zaragoza ya se sentía muy superior y pudo, y debió, incrementar su cuenta. Eldin Hadzic, con una rosca casi perfecta, lo mereció, si bien el bosnio a pase de Willian José también falló una ocasión muy clara para haber aumentado la distancia en el marcador.

Con todo, el Zaragoza no sufrió en el tramo final con esa renta de dos tantos para dejar constancia de que anda ya lanzado, que es ahora mismo una escuadra muy al alza. Tras un verano caótico y con muchas limitaciones económicas, pisa ya promoción en la décima jornada y es el equipo más en forma, méritos que señalan a Víctor Muñoz, por supuesto, porque ha logrado hacer bloque en un tiempo récord para que este Zaragoza, sujetado en su pegada, en particular de Borja Bastón, se postule para ser candidato al ascenso. Triunfos como el logrado en Santo Domingo así lo señalan.