Fue la noche muy fría en Albacete y el Zaragoza demostró en el Carlos Belmonte que su capacidad goleadora está directamente helada, con una diana, anotada por Delmás, un defensa, en los últimos cinco partidos de Liga. Al Zaragoza le cuesta un mundo marcar, y ganar, Borja Iglesias anda peleado con las musas y con cada vez peor nivel y el equipo logró en Albacete un punto de distinto rasero. Como la meta cada vez tiene más color de ser la permanencia, el paso quizá es válido, para acercarse a la zona de promoción es paupérrimo.

El Zaragoza de Natxo González, pese a los muchos cambios que hizo el técnico ayer, no carbura y pasan las jornadas sin que abandone ese perfil irregular y que conduce a muy discretos caminos en esta temporada. El Zaragoza, con 23 puntos en 19 citas ligueras, es decimotercero y cada vez, al ritmo de tortuga que lleva, verá más lejos los puestos altos, plazas para las que dado su rendimiento parece no estar preparado. Lo dicho, el curso pinta a gris, a la espera de lo que marque el mercado de invierno y del grado de paciencia del club con Natxo, que en Navidad tenía una frontera y no parece, a la espera de jugar en Valladolid el martes, que vaya a llegar cargado de argumentos el vitoriano, ni en los números ni en las sensaciones.

Por ese partido tan cercano en Pucela presentó Natxo González un once con muchos cambios, con hasta siete, con Benito acostado a la izquierda, con Guti y Pombo en las alas, con Toquero acompañando a Borja en ataque y Ros de novedad en la sala de máquinas junto a Eguaras. Se trataba de tener el balón en la medular, donde Guti ayudaba desde la derecha, y de aprovechar que el Albacete le iba a dar la posesión dejándole llegar a las cercanías de su área y tratando de buscar las cosquillas del Zaragoza en las contras tras un robo.

UN ALBACETE A LA ESPERA / Y el partido desde el principio respondió a ese guión. De hecho, el primer susto fue una pérdida de Ros, donde Dani disparó mal tras pase de Espíndola. El centrocampista navarro se recuperó de ese fallo y empezó a carburar en el medio, haciendo buena pareja con Eguaras. La movilidad de Pombo y las ganas de Guti hicieron el resto para que el Zaragoza se hiciera con el encuentro y empezara a generar peligro.

Ros tuvo la primera ocasión en un tiro tras una dejada de Borja a centro de Pombo. Repitió con otro disparo el navarro tras un despeje de Gaffoor. El Zaragoza cocinaba bien su fútbol en el medio, tocaba con sentido, pero se le apagaban las luces cuando llegaba a línea de tres cuartos. Grippo, en un lanzamiento de falta perfecto, la mandó al larguero con Tomeu Nadal de espectador y Ros y Pombo lo intentaron con sendos disparos desviados. Pombo comenzó bien el encuentro, pero después se desvaneció, perdiendo balones decisivos para desesperación de Natxo. Una contra donde pecó de individualista fue el mejor ejemplo. Mientras, Toquero intentaba muchas cosas y le salían pocas o ninguna y a Borja se le veía demasiado lento. El punta gallego está en una sequía de fútbol y de goles ya dramática.

El Albacete sacó las uñas al final de la primera parte. Un fallo de Benito, que alternó claroscuros en el lateral zurdo, propició un mal disparo de Zozulia, pero la mejor ocasión local llegó tras una conducción de Pombo con pérdida y después de que Zozulia dejara solo a Espíndola. Su remate acabó en el palo.

En la segunda parte, el partido se niveló porque el Zaragoza bajó su nivel en el medio, con Eguaras y Ros en decadencia y con Guti consumido y aburrido en la banda derecha, donde Delmás siempre es una garantía de rendimiento en el lateral. Delmás y Mikel desbarataron las ocasiones de Espíndola y Zozulia y Natxo apostó por Vinícius para agitar algo en ataque, donde Pombo ya abusaba del todo en la conducción. La respuesta del técnico fue sacar a Febas por el canterano.

El Zaragoza tomaba cada vez peores decisiones en los momentos decisivos y la segunda parte era un aburrido horror global. Enrique Martín tiró de Bela para tratar de dar el paso para ganar el partido. Ratón, bastante sobrio todo el pleito, atrapó un remate de Delgado y el Albacete adelantó un poco las líneas. Fue un espejismo, porque el cuadro manchego en la recta final no veía la hora de sellar un punto, un pasito más en el milagro de Martín para lograr la salvación. A ese equipo de perfil tan bajo no pudo superar el Zaragoza. Con Borja ya como nulidad, con Papu al final para intentar desequilibrar en la banda y con Febas como único argumento válido acabó el equipo, que pudo marcar en una gran jugada de Febas que Papu mandó al limbo. Con esta pólvora bajo cero es imposible ganar.