En público y en privado, Ranko Popovic intenta aparentar una normalidad ante un partido, el de mañana ante la Ponferradina, que intuye trascendental, que en caso de no ganar puede suponer el final de su etapa en el Zaragoza. En todo caso, el técnico tiene de eso solo la intuición, porque desde la entidad no se le ha transmitido el mensaje de que se la juega. "El club no me dicho nada de que peligre mi puesto. Con el club sigue todo normal, como hasta ahora. Entiendo que estas cosas os interesen (en referencia a los periodistas), que llamen más la atención, pero no es la primera ni la última vez que pasa. Nosotros tenemos que salir, jugar y ganar", aseveró el entrenador.

Popovic ya vivió algo similar ante el Alavés y supo después que, no haber ganado aquel encuentro, habría significado el final de su etapa en el Zaragoza. "El puesto te lo juegas siempre, todos los partidos. Es un encuentro importante y solo debemos centrarnos en eso", repitió el entrenador, tratando de mirar solo al choque, deseando que su equipo se recupere como lo hizo en Lugo, con 15 puntos de 21 posibles y siete jornadas sin perder.

El técnico serbio, que cumple ahora un año en el banquillo zaragocista, ya ha tenido tiempo de sobra de conocer el hábitat en el que se mueve, la exigencia del Zaragoza, la urgencia del retorno a Primera. Y sus números aquí como entrenador (15 victorias en 42 partidos de Liga regular) generan dudas de que pueda llegar al objetivo. Lo hacen en el club y en la afición: "En otro lugar tienes una exigencia y un ambiente diferentes. Si exiges es porque esperas algo de alguien, hay que verlo así. Es algo complementario. Otra cosa es si esas exigencias tienen una base de realismo o no. Ha habido unos años no deseados para la afición tras un tiempo glorioso, de grandeza, y por eso cada día se tiene menos paciencia. Es normal", aseguró, para después lanzar un pequeño dardo sobre cómo ve el actual momento del Zaragoza: "Cuando hay diferencia de las exigencias a las posibilidades llega el problema, tienen que estar cerca una cosa de la otra".

En todo caso, el entrenador sí admitió que es difícil trabajar con este ambiente para el equipo. "Seguro que puede influir mucho, también en positivo, si el equipo da una buena respuesta en el campo, si sale como salió la mayoría de veces este año, pero complicado sí que está. Trabajar en este ambiente, que estás al límite siempre.... Los jugadores sienten mucho y les afecta mucho, pero deben tener la fuerza para superarlo".

Popovic espera una Romareda que anime al equipo, porque "siempre después del partido está el tiempo para silbar o para criticar, pero es importante que se les apoye a los jugadores y puedan dar más. Me acuerdo del final de la temporada pasada (en el partido ante Las Palmas de la promoción) y solo ha sido una vez en un año. Necesitamos más veces así. Y debemos dar más nosotros para que sea así", afirmó el entrenador zaragocista, que no se detiene en la sucesión de dos ultimátums que ha vivido este curso y piensa que su situación, a ojos de la afición, donde el grado de contestación que vive es mayoritario, y del club, es reversible: "Sí, lo es. ¿Como se resuelve la situación? Con más puntos todo se ve mejor, sin ninguna duda", espetó.

La derrota y la mala imagen en Alcorcón han disparado las dudas, han hecho saltar las alarmas, tras dos partidos consecutivos (Valladolid y Alcorcón) cayendo, tras el escaso fútbol y la dificultad de marcar que tiene el Zaragoza. "La semana ha sido un poco diferente, con algunas cosas que no ocurren diariamente, pero lo más importante es que los chavales trabajaron bien", explicó, enigmático, para después admitir que el partido en Santo Domingo sí supuso un antes y un después: "Hasta la última semana no me puedo quejar del rendimiento, hemos tenido muchos partidos donde tan apenas nos han tirado a puerta y eso es mérito de todos. Si vamos a juzgar solo lo de Alcorcón, es verdad que salió de horror, todo mal. Siempre puede ser que salga un mal día, por circunstancias, lo más importante es que no se repita. Entonces, sería muy negativo", sentenció.

BALANCES POSPUESTOS

Ese año que lleva al frente del Zaragoza invita a hacer balances, que quedan pospuestos por la gravedad de la situación. Popovic no lo hizo, porque "definir un año en dos palabras es difícil. No tengo la suficiente inteligencia para eso y hay muchas cosas de que hablar en ese año", dijo. Tan apenas se le preguntó al técnico por la Ponferradina, el rival que marcó su inicio en el Zaragoza y que puede suponer su final: "La Ponferradina tiene lo que muchos querrían, una tranquilidad para trabajar. Llevan tiempo juntos, el bloque es similar, con solo retoques. Pocos equipos tienen eso y ellos lo cuentan a su favor".