Poyet pasó el sábado por La Romareda y vio, después de mucho tiempo, en directo a su Zaragoza, porque no puede evitar hablar del equipo como un seguidor más. «Me gustó muchísimo la primera parte, de dominio, de encierro del rival y de variedad ofensiva. Y destaco esa positividad de querer ganar por encima de todo», resume el entrenador uruguayo, actualmente suspendido de su puesto en el Girondins tras una polémica rueda de prensa hace unas semanas, aunque todavía ambas partes no han resuelto ese contrato y el equipo francés no ha anunciado a su sustituto.

«Me gustó mucho el ambiente, la conexión del equipo con la grada fue espectacular. Sé que ya se había vivido el año pasado, pero yo hacía tiempo que no estaba en La Romareda y hasta me pareció más bonita, toda pintada de azul… El ambiente ayudó a que el partido fuera más de lo que esperaba, que ya de por sí no era el típico encuentro de Segunda. Estaba más cerca de ser de Primera», reflexiona el exzaragocista, que permanecerá hasta mañana en la capital aragonesa.

No es lo mismo ver los partidos del Zaragoza por televisión que hacerlo en directo, en La Romareda, y Poyet se llevó la impresión positiva de un equipo, el de Idiakez, muy valiente. «Me gusta la idea que tiene, quiso siempre ganar, fue valiente. En ningún momento intentó cerrarse o cambiar el estilo. Es que casi siempre tuvo tres jugadores notablemente ofensivos. No renunció a esa apuesta. Independientemente de la fortaleza del rival, el técnico siempre quiso jugar a lo suyo, a un fútbol con mucha presencia ofensiva y con jugadores para llevarla a cabo».

Uno de esos jugadores ofensivos fue Pombo, el mejor del partido en un arranque de Liga espectacular del canterano: «Tiene mucha clase y desnivela, lo demostró en el gol y en varias jugadas. Me gusta cuando entra por la izquierda hacia dentro, así hace daño. Una lástima que no marcara él», asegura el entrenador uruguayo, al que también le pareció buena la conexión entre Álvaro Vázquez y Marc Gual. «Álvaro va a marcar muchos goles, es un 9 de área, está ahí, olfatea, sabe lo que va a pasar. Tiene que seguir adaptándose, pero nos va a ayudar mucho, sin duda. Marc hace muchas cosas interesantes y forman una buena mezcla».

No conocía mucho a James Igbekeme, que el año pasado militaba en la Segunda lusa, en el Gil Vicente, y preguntó por él, a Cuartero, director general, y a varios amigos: «Pregunté sobre todo cuál es su posición ideal, me da la sensación de que puede jugar en muchas. Puede hacerlo más abierto en banda, más arriba, también en el medio, porque recupera mucho. Es un futbolista muy seguro, muy fiable».

Con esos mimbres, con una plantilla que este año ha tenido más continuidad que en los anteriores, ya que solo han llegado seis refuerzos. Poyet tiene claro que el Zaragoza debe mirar al deseado retorno a Primera: «A estar al final entre los seis de arriba lo veo candidato seguro, que esté más arriba o más abajo es ya una cuestión de mayor o menor consistencia. Hay un poder económico que influye en la formación de las plantillas y otros equipos han tenido más dinero. Se puede lograr el ascenso, pero es vital la tranquilidad y seguir creyendo, además de tener esa pizca de suerte. Veremos...».

La idea latente de volver

El uruguayo, que militó siete cursos en el Zaragoza (90-97), nunca ha escondido su deseo de llegar al banquillo zaragocista. «Me siento parte del Zaragoza, con ese cariño tan latente. Es que los últimos diez minutos yo jugué el partido, me pegué una sudada que parecía que estaba abajo. Siempre dije que entrenar al Zaragoza es algo que pasará, el tiempo dirá el momento y las oportunidades y en qué situación estaremos uno y otro. Pero, como cuando vengo siempre hay un técnico, hay que respetarlo», concluye.