Pasó también en Los Pajaritos en Soria y molestó a los dirigentes zaragocistas la efusividad con la que sus homólogos del Numancia celebraron el gol del empate, mientras que ayer se repitió un episodio similar en el palco con la representación del Nástic, encabezada por su presidente, Josep María Andreu, que tampoco se cortó nada para festejar el tanto anotado de penalti por Naranjo que después supuso el triunfo del conjunto catalán.

Además, al finalizar el choque y cuando el palco ya estaba casi vacío, Andreu, bufanda en mano, mostró delante de los alrededor de 1.200 aficionados del Nástic, que se habían quedado en las gradas a la espera de ser autorizados por la Policía para poder salir, su alegría por el triunfo, una escena que no suele ser habitual. Ni mucho menos.

Mientras, en los banquillos también hubo tensión en los últimos instantes del partido, sobre todo en la jugada del lanzamiento del penalti por parte de Lanzarote. Ángel, Rubén y Bono mostraron su enfado y se acercaron al banquillo visitante, mientras el delegado, Alberto Belsué, trataba de poner cordura ayudado por la Policía Nacional. Nada de eso quedó reflejado en el acta, donde no se consignó incidente alguno al final del encuentro ante el conjunto catalán, tampoco las protestas que algunos jugadores como Diamanka, Isaac y Lanzarote hicieron al árbitro tras pitar el final del partido.