—La explosión de alegría del equipo tras ganar en Gijón fue muy evidente, ¿hasta qué punto necesitaban ese triunfo?

—Hasta el punto de que a una victoria fuera de casa le das valor doble, porque ganando al Cádiz en La Romareda nos enganchamos a los de arriba. Después de esa pequeña mala racha de juego y resultados en la que entramos con derrotas muy duras en Huesca o en Almería, el ganar en El Molinón, un campo importante, donde te pones por delante, en un partido donde tu portero para un penalti al final... Son cosas que se valoran mucho. Fue una alegría inmensa y ahora la motivación es enorme para el sábado, para continuar por este camino.

—Llevan 22 puntos en 17 jornadas y han tenido varios altibajos en este curso. ¿Se lo explican?

—Yo no sé la razón. Empezamos con buen juego, pero no llegaron los resultados como queríamos, fuimos a más y el partido de Huesca nos afectó bastante. Entramos en esa mala dinámica de juego que no reflejaba el trabajo que hacíamos. Por eso, el triunfo en Gijón nos va a venir muy bien para engancharnos en nuestra línea de fútbol y acercarnos a la zona de arriba de la tabla.

—El equipo tocó fondo en Almería y hubo una reflexión después, reconocida por el entrenador. ¿Qué ha cambiado en los dos últimos partidos?

—Lo más importante ha sido la autocrítica de cada uno. El aspecto individual cuenta muchísimo en el global. Si no das lo mejor de ti mismo, porque no te sale así, hacer esa autocrítica y mejorar es importante. No nos salían las cosas, no estábamos en un buen nivel y eso cuenta mucho. El equipo lo notaba.

—También han cambiado el esquema a un 4-4-2. ¿Se siente más cómodo el equipo así?

—Esta temporada hemos jugado antes de eso con dos delanteros también, pero en el centro del campo hacíamos un rombo y ahora estamos jugando con extremos. Así, hay más profundidad, abres más el campo y llegas más fluido arriba. De toda formas, ante el Reus creamos ocasiones y no marcamos y en El Molinón, que hicimos muchas menos, logramos el gol en un córner.

—En esos dos partidos sí dejaron la portería a cero. ¿El Zaragoza es más sólido ahora?

—Yo creo que sí, que defendemos mejor. Estábamos recibiendo muchos goles y así no se pueden sacar los partidos. La mejora defensiva era vital. Un equipo compacto, al que no le creen ocasiones, permite estar en los puestos de arriba. Si no, es muy difícil.

—A nivel personal, ha tenido muchos minutos y en alguna ocasión Natxo González le dejó sin jugar. ¿Cree que su hándicap es es ser un futbolista irregular?

—Sí, posiblemente sí en algunos momentos de la temporada. Puedo serlo, que sea ese mi defecto. Pero es que mantener un nivel alto todo el año es difícil, hay rachas, momentos en que estás mejor y otros peor... Si lo logras, claro que el equipo lo agradece y eso te lleva a lo más elevado a nivel individual, pero no es sencillo.

—Llegó a quedarse en la grada en el derbi ante el Huesca. ¿Le molestó y cree que fue un toque de atención, un castigo?

—Claro que me molestó. A nadie le gusta quedarse sin convocar pero no lo entendí como un castigo. Fue decisión del entrenador, no me veía a mi nivel o no vio conveniente que jugase y lo que tengo que hacer es trabajar para que eso no vuelva a pasar.

—¿Se ha visto ya al mejor Eguaras en el Zaragoza?

—Se ha ido viendo poco a poco a un mejor Eguaras, pero queda mucho, 25 partidos todavía. Y se va a volver a ver a un buen Eguaras. Trabajo mucho para ello.

—Una de sus virtudes es la salida de balón. Muchos consideran que debe jugar siempre por ello.

—No creo que sea así. Hay varios jugadores que con balón dan pose al equipo: Zapater, Aleix (Febas), Guti, Javi (Ros)... Son buenos futbolistas, con calidad para llevar la manija del equipo. Yo siempre he sido un pivote defensivo, pero no he hecho tanto esa labor sino una más de creación. En el Mirandés jugaba más adelante y me gusta tener más libertad en ataque. Me veo como un centrocampista mixto, para tener el balón y para llegar arriba.

—Menciona a Zapater. ¿Qué supone jugar a su lado?

—Algo muy especial. Es un icono para el club. Es un ejemplo no solo como capitán, dentro del campo te contagia el ímpetu, las ganas, el no rendirse nunca. Y en el vestuario es un tipo ejemplar, de los que nunca bajan los brazos. Verlo te hace venirte arriba y dar en los 90 minutos todo lo que representa el Zaragoza.

—¿En quién se fijaba usted como centrocampista cuando era más joven?

—Mí ídolo de siempre fue Zidane, me encantaba cómo jugada. Cuando se retiró, me quedé con Xabi Alonso, que se asemeja más a mi juego y que era un centrocampista muy elegante.

—¿Qué le parece Natxo González como técnico? ¿Es similar a alguno de los que tuvo?

—A Carlos Terrazas, aunque habla muchísimo más que Natxo y en ese aspecto son muy diferentes, pero en el juego y la idea que tienen sí se me asemejan mucho. No en el sistema, en el dibujo que teníamos en el Mirandés (1-3-3-3-1), pero sí en el juego posicional y en la idea de tener la pelota. A mí Natxo me parece un muy buen entrenador, estudia bien al rival y tácticamente es buenísimo. En estas 17 jornadas las sensaciones que tengo son más positivas que negativas.

—También ha vivido momentos de apuro en este inicio de Liga. ¿El vestuario llegó a temer por su destitución?

—Yo personalmente, no. Lalo (Arantegui) lo dijo muy claro, que tenía plena confianza en él, que este era un proyecto nuevo y que lleva su tiempo. Y estoy de acuerdo. Ha habido muchos cambios, una plantilla casi nueva, este club tiene presión y cuando las cosas no van bien sabemos cómo funciona esto. Pero si tienes la cabeza fría, confías en tu trabajo y estás seguro, sales para adelante. Yo a Natxo lo veo bien, lo está llevando todo bien.

—¿Le parece muy complicado su libreto futbolístico? Otros jugadores que ha dirigido Natxo así lo reconocen.

—Complicado no diría. Al final, el que estás en el campo eres tú, el que decides y juegas por encima de los automatismos. Además, a mí lo que no me gusta es que me pongan las cosas fáciles porque con las dificultades es cuando das lo mejor. Si no respondes a las dificultades es que no estás capacitado para jugar aquí.

—¿Cuál cree que es el objetivo del equipo este curso?

—Se irá viendo. Al principio dijimos que la meta era el ascenso, pero esta categoría es difícil y larga. Restan 25 partidos, estamos a mitad de tabla y a cinco puntos del playoff. Queda mucho. Lo que sí tenemos es que hacernos fuertes en casa, porque no estamos sacando los puntos que debemos. Esa es la clave, por nuestro estadio va a pasar que nos posicionemos en la zona alta.

—Pero el Zaragoza, por historia y afición, tiene la obligación de subir cuanto antes, ¿no?

—Eso es indudable. Ya lleva cinco años en Segunda y su sitio es la Primera, pero también hay que ver la dificultad que eso supone en un proyecto tan nuevo.

—¿Qué referencias tenía de la afición de La Romareda y qué le ha parecido?

—Antes de fichar hablé con Erik (Morán) y me dijo que había presión, pero no me dijo nada de la afición. Y yo soy de Pamplona y ya había jugado en este estadio... Tenía referencias, pero a mí me ha sorprendido para bien. Las impresiones eran de una grada exigente, que no animaba y que te metía mucha presión. He visto un estadio con mucha gente y que apoya al equipo hasta el final. Hasta ahora la imagen es más positiva de lo esperado.—Menciona a Erik Morán y por el Zaragoza también pasó Galarreta. Ellos dos, usted, Eraso, Unai López, Aketxe... La factoría del Athletic en el centro del campo funciona muy bien.

- Menciona a Erik Morán y por el Zaragoza también paso Gallareta. Ellos dos, usted, Eraso, Unai López, Aketxe...La factoría del Athletic en el centro del campo funciona muy bien.

—Sí, hemos tenido la suerte de jugar todos juntos y de llegar a un buen nivel. Lo que hace bien el Athletic es ayudar al jugador, a su proyección. Es una de las mejores canteras, sin duda.

—También lo es por su apuesta deportiva para el primer equipo, por el jugar sin fichajes de fuera. Cuando se llega al filial se sabe que la puerta está muy abierta.

—Claro. Esa mentalidad es muy diferente cuando llegas, porque ellos depositan mucha confianza en ti, pero no solo con el filial, también con juveniles que dan ese salto al primer equipo si hacen méritos para ello. Yo entré a los 12 años, en infantiles, estuve diez años allí hasta acabar contrato y tomar mi camino.

—¿Qué le faltó para debutar en el primer equipo?

—Supongo que nivel. Pero futbolístico, no de mentalidad. Me faltaría dar ese plus, porque ocasiones a gente que estaba en el filial conmigo se las dieron.

—Su entrenador en el Bilbao Athletic fue Ziganda, que vive ahora en el primer equipo un mal inicio de temporada, con dudas y en la zona baja. ¿Cree que el Athletic puede descender?

—Esta siendo una temporada difícil, pero estoy seguro de que no va a bajar. Es algo imposible, porque tienen equipo para estar arriba y Ziganda es un buen entrenador. Tiene nivel para sacar esto adelante, sin duda.

—Además de los mencionados, también coincidió con el portero Kepa Arrizabalaga, con Iñaki Williams, con Sabin Merino, con Guarrotxena… ¿Cuál era entonces el canterano al que más condiciones veía?

—Había muchos de calidad, como luego se ha demostrado, pero tenía muchas esperanzas en Unai López. Estuve un año con él y me parecía un fuera de serie. Luego no ha roto tanto como otros, aunque ha estado en el Leganés y ahora en un club puntero de Segunda como el Rayo.

—En julio del 2014, usted abandona esa cantera, deja el filial para fichar por el Sabadell. ¿Cerró entonces la puerta definitivamente a volver al Athletic o le gustaría hacerlo?

—Sí, por supuesto que sí me gustaría volver. Siempre he dicho que mi sueño es debutar y jugar en el Athletic en Primera. Si no puede ser, espero poder hacerlo con el Zaragoza o con otro club.

—Tras su salida del Athletic ha vivido dos descensos a Segunda B, con el Sabadell y el Mirandés y ahora tiene que jugar en un equipo como el Zaragoza. ¿Se ve un jugador más completo por esas experiencias?

—Me veo como un futbolista más maduro. El año que bajé a Segunda B con el Sabadell para mí supuso un antes y un después, un punto de inflexión porque me hizo más fuerte mentalmente y me dio la oportunidad de ver el fútbol de verdad, de darle la importancia que se merece.

—Hablaba de Primera y firmó el pasado verano hasta el 2020 con el Zaragoza...

—Ojalá pueda jugar ya la temporada que viene aquí en la élite. Si no, pues la siguiente y que pueda estar yo. El Zaragoza tiene que estar donde se merece, en Primera División.