Tras encajar tres goles en Lugo y cuatro en el Ciudad de Valencia, el Zaragoza selló la portería a cero fuera de casa por primera vez y lo hizo en un partido donde se puso el mono de trabajo para ser más sólido y cerrar vías de agua por las bandas, en un plan que funcionó para desactivar casi por completo al Nástic en ataque. Eso sí, la idea salió solo a medias porque el Zaragoza apenas generó peligro en ataque para que el punto fuera lo más justo en el Nou Estadi. Con todo, el empate pudo irse al traste al final del primer acto, pero Irureta detuvo un penalti mal lanzado por Uche.

El empate en Tarragona deja por el momento al Zaragoza segundo a la espera de que termine la jornada, pero sirve para tener la sensación de que el equipo dio un paso adelante en sobriedad después de que en el tramo final en Lugo y en el global en el Ciudad de Valencia la sensación de desastre fuera más que evidente. Roma no se hizo en un día y el primer paso era recuperar sensaciones a domicilio, sobre todo solvencia. Eso sí, el peaje fue un pobre partido en ataque, donde tan apenas el Zaragoza ofreció argumentos para llevarse la victoria. Casi ninguno. El punto fue luchado y sufrido. Pero, salvo en un peligroso disparo de Lanzarote en la segunda mitad, nunca se pudo soñar con más en el Nou Estadi.

ROS Y LANZAROTE

Luis Milla retocó la disposición del equipo, manteniendo el 4-1-4-1, y Javi Ros cayó en banda izquierda para que Lanzarote jugara junto a Barrera por delante de Zapater en el trivote de la medular y Fran se situara en el carril diestro. Se trataba de buscar más seguridad en bandas, con Ros por delante de Casado y Fran de Isaac y que Lanzarote ayudara en la salida de balón y no se desgastara persiguiendo a Gerard, uno de los peligros del Nástic.

Lo primero se consiguió, salvo en algún arranque aislado del propio Gerard desde el lateral. Lo segundo, que Lanza diera más fluidez al juego desde la medular, la verdad es que no, porque al Zaragoza desde el arranque del choque se le vio que le faltaban toneladas de fútbol. Como el Nástic tampoco estaba para mucho, salvo el poder aéreo de Álex López y la movilidad de Uche arriba y el trabajo y el despliegue de Madinda en el medio, el choque no tardó en devenir hacia un profundo bostezo.

El conjunto catalán dominaba el choque, pero apenas creaba peligro y al Zaragoza, demasiado metido atrás, se le iban las luces cuando tenía que jugar el balón, a veces impulsado por la zaga hacia ninguna parte y otras sin capacidad asociativa en el medio. El caso es que el equipo de Luis Milla no fue capaz de generar una jugada de auténtico peligro en la primera parte. Un centro con intención de Fran y un disparo flojo de Barrera. Y pare usted de contar, con Ángel muy solo y Lanzarote sin capacidad de conectar con él y con Barrera.

PENALTI PARADO

Un disparo de Uche, activo y desafortunado, tras dejada de Álex y un centro de Gerard tras irse de Ros y Casado fueron las acciones más peligrosas del Nástic hasta que una pérdida de Ángel acabó en un centro de Lobato donde Casado pareció agarrar a Uche lo suficiente para que Areces Franco viera penalti. Uche lo tiró centrado e Irureta lo despejó para que el portero empezara a redimirse de su gris inicio liguero y para que el Zaragoza llegara al descanso con tablas.

No cambió el guión en el inicio del segundo acto. Ni un ápice, además. El Zaragoza siguió ordenado, pero demasiado metido atrás, solo preocupándose de verdad por la mitad de lo que significa el fútbol, la defensa, y dejando el ataque para tiempos mejores. Con Irureta más metido entre los tres palos que otros días, Alex López tuvo dos remates de cabeza tras una falta y un córner donde el meta no salió y el Nástic se acercó al gol.

Retocó Milla el plan con la entrada de Erik Morán al medio junto a Zapater y Barrera para que Lanzarote ocupara su lugar en la banda derecha y viviera más cerca del peligro. Ese ajuste trajo una pequeña mejoría. La suficiente para que Ángel pudiera plantarse sin acierto ante Saja y, sobre todo, para que Lanzarote probara los reflejos del meta del Nástic con un balón teledirigido a la escuadra. Ángel, en un cabezazo mal rematado a centro de Ros, aumentó la sensación de tibia amenaza zaragocista.

El Nástic también movió ficha con Assoubre primero y Rharsalla después porque necesitaba sumar su primera victoria para salir de abajo de la tabla, pero el cuadro catalán no es ni de lejos y por ahora el del curso pasado.

Redobló esfuerzos Javi Ros, con una amarilla, en su ayuda a Casado para frenar a Assoubre y Gerard, ya que el Nástic volcaba el juego por ese carril. Y Milla dio entrada primero a Pombo y después a Juan Muñoz para tratar de tener en la recta final más frescura en ataque, lo que apenas se notó, aunque es verdad que Pombo trató de hacer méritos en su estreno liguero.

Saja no atajó un disparo de Javi Ros en el último intento del conjunto zaragocista y con una llegada de Gerard y un mal remate de Álex López acabó el partido, con el Zaragoza en los últimos minutos viendo claro que el punto era un tesoro a guardar y que ya habrá otros días donde se pueda vivir cerca de la victoria. En Tarragona solo lo hizo cerca del empate, en un guión que hizo bien a medias, aunque sí cumplió en la mejoría defensiva fuera de casa. Por algo se empieza, aunque en Soria ante el Numancia el paso adelante parece mucho más obligado.