La apuesta por Álvaro Ratón ha dejado bien claras las intenciones del Real Zaragoza respecto a la portería para la temporada que viene. Se sabía que el guardameta del filial estaría esta con el primer equipo; faltaba por confirmar el grado de confianza que ha puesto en el jugador el club aragonés. Ya se sabe. Ayer anunció que había firmado el nuevo contrato con el cancerbero hasta el 30 de junio del 2019. Tres años y un futuro por ver que cierra las puertas de Óscar Whalley y Pablo Alcolea, los dos porteros aragoneses a los que se busca salida. Tampoco está ni mucho menos segura la continuidad de Manu Herrera, a quien ya se ha asociado con otros clubs, especialmente el Elche, donde jugó tres temporadas justo antes de aterrizar en La Romareda el verano pasado. El resumen parece evidente: solo Ratón tiene el lugar asegurado en el equipo de Luis Milla. Así que el Zaragoza tendrá que encontrar un portero titular.

"La portería hay que mejorarla, tiene que venir un nuevo portero", dijo esta semana Luis Milla, que admitió estar a la espera de hallar algún refuerzo para esa demarcación. En términos similares se expresó Narcís Juliá, el director deportivo, aunque fue más inconcreto: "Hay sobrecarga en la portería, es evidente, y hay que buscar salidas, alguna cesión...", dijo el director deportivo, consciente de que se tendrá que definir alguna marcha antes de apostar por el nuevo portero.

Ratón, en cualquier caso, va a ser el complemento en la portería del primer equipo, con opciones incluso de tener algún minuto. Las referencias que se tienen sobre él son excelentes. Las ha dado, entre otros, César Láinez, que fue su entrenador la pasada campaña y del que siempre destacó su regularidad. "Es raro verle equivocarse", dice el exguardameta, que conoce bien sus cualidades y el rendimiento que puede ofrecer en el primer equipo. "Tiene margen para aprender aún. Ha hecho una temporada muy buena con el filial, ya la hizo también la anterior con el Villanovense".

El equipo extremeño fue su última parada antes de llegar a Zaragoza. Estuvo en el Montañés, el Arroyo, el Algeciras, el Real Betis B y el Villanovense después de abandonar la cantera del Deportivo de La Coruña en juveniles. "No me importa emigrar. Es algo que he hecho desde pequeño", ha explicado en más de una ocasión el gallego, un portero distinto a lo que ha tenido el Zaragoza en las últimas campañas. Es alto (1,92 m.), sobrio, poco espectacular. Recuerda en algún modo al estilo de Bono, aunque con más personalidad.

Entre sus características destaca por dominar el juego aéreo dentro de su área, sobre todo del área pequeña. Además, es ágil en el uno contra uno pese a su estatura y, sobre todo, muy regular. Quizá sea esa estabilidad en su juego lo que destaca la mayoría junto a su personalidad. En el filial, desde luego, demostró carácter, el mismo que necesitará si quiere quedarse algún día con la portería de La Romareda en propiedad. No es fácil, como bien puede comprobar. Sus tres compañeros de entrenamiento lo han intentado sin éxito en los últimos años.