No hay fondo para el Real Zaragoza de Agapito Iglesias. Una victoria en la Copa no iba a cicatrizar las heridas de la Liga, pero se esperaba algún beneficio psicológico de ella para seguir con la moral en pie. Como mal menor, el 1-1 de la ida mantenía en el torneo al conjunto de Javier Aguirre, si bien no era ese el objetivo de salida por el riesgo que supone abandonarse a un resultado farsante. Ni una cosa ni la otra. El equipo aragonés perdió hasta la vergüenza y la provocó al final del partido, incapaces sus futbolistas y su entrenador de hallar respuestas para inquietar lo más mínimo a un adversario de Segunda División que al final le pasó por encima por energía, fe y llegada.

El Real Zaragoza se despide así de su torneo. Humillado por sí mismo, víctima de su probreza, de su indigencia profesional, carente de actitud también y de un entrenador descalificado para seguir un segundo más. Nunca dominó el encuentro contra un Alcorcón atrevido que con ponerse en su sitio creó las mejores oportunidades e hizo dos goles llegando hasta el portal de Roberto, triste héroe zaragocista anoche una vez más, sin oposición alguna.

La Romareda mascó la tragedia poco a poco. Con los tantos de Riera y Quini en los últimos cuatro minutos vomitó su ira, su desconsuelo, una sensación de impotencia anímica imposible de digerir. Hubo antes un disparo al larguero, dos paradas milagrosas de Roberto... Las cosas, las tragedias también, no se personan porque sí. Todo tiene un porqué. El Real Zaragoza desplaza sus frágiles huesos en un ataúd, sin solidez colectiva alguna, desarmado de planes y estrategias, pendiente de que alguien invente algo donde no existe lumbrera ni genio alguno.

Sin Agapito Iglesias en el palco en un gesto de enorme cobardía y sin los jugadores ni el técnico en cuerpo y alma en el campo, el Alcorcón esperó su momento sin prisas. Lo tuvo porque enfrente no tuvo a nadie, si acaso un fantasma sin aliento competitivo, sin derecho a llevar o más bien arrastrar la camiseta del Real Zaragoza como le gritó el público. El escudo, como la nómina, hay que ganárselo. Anoche hicieron lo que su presidente, pisarlo, despreciarlo. La desvergüenza no tiene límite para un conjunto que aún puede caer más bajo si nada cambia.

0 - Real Zaragoza: Roberto, Zuculini, Lanzaro, Paredes, Abraham, Antonio Tomás (Kevin, 70'), Ponzio, Edu Oriol, Luis García, Lafita (Juan Carlos, 46') y Postiga (Ortí, 46').

2 - AD Alcorcón: Raúl Moreno, Carney (Montañéz, 56'), Agus, Javi Hernández, Bermúdez, Expósito, Sanz (Quini, 71'), Mora, Miguélez, Fernando Sales (Saúl, 63') y Oriol Riera.

Goles: 0-1 Riera (86') y 0-2 Quini (89').

Árbitro: Iglesias Villanueva, asistido por Costoya Rodríguez y Fernández Suárez. Amonestó Ponzio, Paredes y Abraham del Real Zaragoza y a Rubén Sanz y Miguélez por parte visitante.

Incidencias: Partido de dieciseisavos de Copa del Rey disputado en el estadio municipal de La Romareda.