El fútbol es un abanico permanentemente abierto a todo tipo de teorías. Más o menos válidas, la mayoría están enraizadas en alguna verdad o certeza. También en la experiencia y en el aprendizaje cotidiano del nuevo día. El libre albedrío del jugador, uno de sus principales atractivos, hacen de este deporte un territorio difícil de gobernar solo desde los automatismos y la estrategia, por otra parte valores fundamentales para que no predomine el libertinaje. Eldorado se busca en lograr el mayor equilibrio posible entre la calidad individual y la colectiva. Casi nada.

El Real Zaragoza ha conseguido hasta ahora, forzado por las circuntancias e impulsado por un sexto sentido de sus profesionales técnicos, aproximarse mucho a la perfección con el escaso material del que dispone. Se desconocen sus límites pero se reconocen sus virtudes, lo que le convierte en un equipo poderoso a la espera de retos superiores, de una temporada que no abra heridas físicas en el casco que forman los futbolistas principales.

Este estado superior de las cosas cuando las previsiones eran de asumido sufrimiento, se debe a diferentes factores. Entre ellos hay uno que apenas se ha destacado y que ejerce una influencia clave en la sintonía tribal. En el once base actual hay ocho jugadores que fluctúan entre los 20 y los 24 años (Whalley, Galarreta, Willian José, Borja, Cabrera, Eldin, Jaime Romero y Fernández). Esta coincidencia generacional en la edad y en las trayectorias (la mayoría apurando una segunda o tercera oportunidad en sus carreras pese a su juventud), favorece la complicidad, la comprensión del mensaje y la armonía laboral.

Hablar el mismo lenguaje profesional y vital dentro del campo muscula la confianza y saca lo mejor de cada uno. Los entrenadores, en realidad cualquier gestor de grupos, prefieren los bloques veteranos, pero sin duda más conflictivos de principio para casar personalidades e incluso divismos. El grueso de la alineación del Real Zaragoza, donde Mario y Dorca representan un reconocible papel paterno, charlan sobre la hierba en un idioma idéntico, el de la juventud madura.