Las estadísticas suelen tener un amplio margen de fiabilidad antes de que el balón se ponga a rodar. Hablan por los codos en algunos casos y en otros son referencias con trampa si se incluyen como parte nuclear de la estrategia. Al final, el partido no lo juegan los números sino los futbolistas, pocas veces guiados por la calculadora en un marco pasional y de giros imprevistos. Sin embargo, en el caso del Nástic como local aportan una información valiosa y significativa que el Real Zaragoza deberá tener en cuenta no para fiar su suerte, aunque sí para obligarse a una empresa muy ambiciosa en este desplazamiento. En realidad, la victoria ha de ser su único objetivo en la visita del sábado a Tarragona para seguir galopando hacia tierras más firmes en la clasificación: el conjunto catalán es el peor local de la categoría en todos los sentidos y solo su magnífica respuesta en las salidas (con 21 puntos figura como segundo mejor después de Osasuna) le han permitido escapar por ahora de los grandes aspirantes al descenso. Si fuera por su rendimiento en el Nou Estadi, el enterrador le estaría tomando medidas.

No es sencillo descifrar por qué un equipo sufre de esa manera en su estadio y se convierte en una trituradora en cuanto lo pierde de vista, con guarismos de líder: seis victorias y tres empates; máximo goleador del campeonato con 19 tantos... Pero el brutal contraste existe y el Real Zaragoza no puede pasar por alto los problemas del Nástic ante su afición. Empezó Carreras en el banquillo, le sustituyó Rodri y Nano Rivas se convirtió en el nuevo entrenador hace dos jornadas. Ninguno ha podido cortar la hemorragia del Nou Estadi. Solo el Sevilla Atlético ha sumado menos puntos en el hogar y comparte con los andaluces, con diez dianas, la peor puntería de la liga. Por si sus penas fueran pocas, el Nástic es el más goleado (18). Su productividad resulta lastimosa con triunfos sobre Albacete (3-1), Granada (2-0) y Sevila Atlético (2-1) en la que supuso su última alegría, hace ya dos meses, y siete derrotas (récord del campeonato) frente a Almería (0-1), Sporting (0-4), Alcorcón (0-3), Oviedo (1-2), Lorca (0-2) Huesca (1-2) y Reus (1-2).

El Real Zaragoza ha de asumir, aceptar y trabajar su condición de favorito y trasladarlo desde el principio al terreno de juego. Sin buscar explicaciones a la terrible racha local de su adversario, pero teniéndola presente para establecer una pauta de mando en el partido y en el marcador. Principalmente porque los catalanes (con bajas importantes para esta cita, entre ellas la de Maikel Mesa), pese a todo están tan solo dos puntos por debajo en la tabla y es un duelo directo. Después de cuatro salidas sin que el conjunto de Natxo González saboree el triunfo desde que se impusiera en El Molinón y con las penosas imágenes ofrecidas en Valladolid, Granada y Alcorcón, aparece esta oportunidad para redimirse a domicilio y rematar una excelente tacada de resultados en la segunda vuelta. Hay demasiados alicientes (estadísticas incluidas) para no arrugarse en el estadio más amable con diferencia de Segunda.