—¿Esperaba salir este verano del Real Zaragoza?

—Mentiría si dijese que sí. Para nada me lo esperaba, la verdad, después de haber llegado hasta aquí, de superar todo tipo de adversidades durante la temporada, teniendo firmado un año más de contrato... Esperaba tener la oportunidad de empezar la próxima temporada desde el principio y con la experiencia ya de la temporada pasada aquí. Pero es cierto que esto es fútbol y no se puede esperar ni dar nada por hecho, esta profesión es así.

—¿Cómo fue la conversación con Lalo Arantegui?

—Fue algo muy rápido, al acabar el último partido contra el Tenerife se me informó de que Lalo quería hablar conmigo y acudí a una sala cercana al vestuario donde se encontraba él. Me senté y me dijo, tengo malas noticias para ti, no vas a continuar el año que viene, en tu contrato hay una cláusula por la que pagando una cantidad de dinero se puede rescindir y la vamos a ejecutar. Me agradeció mi dedicación y comportamiento y no recuerdo bien qué dije yo porque la verdad es que no esperaba esa noticia. Fue una conversación rápida y educada por supuesto por ambas partes.

—¿Le hubiera gustado cumplir su contrato y seguir la próxima temporada?

—Por supuesto, esa era mi idea.

—¿Le dio tiempo a hablar con el nuevo técnico, Natxo González?

—No, la conversación con Lalo fue la ultima que tuve con alguien del club, a excepción de compañeros y trabajadores con los que he hablado para despedirme, claro.

—¿Le hubiera gustado enterarse de otra manera y poder despedirse en el césped?

—Es la espina que se me queda, y quizá lo único que me ha molestado realmente. No creo que fuera una decisión tomada durante los 90 minutos del partido, así que me hubiera gustado que me lo comunicaran en el momento de tomarla. Muchos compañeros ya sabían en qué situación estaban antes del partido y me hubiera gustado saberlo yo también. Por supuesto habría querido jugar el partido igualmente, pero lo habría podido disfrutar y vivir de otra manera a como lo hice, incluso despedirme en el césped como dice. Es lo que más me duele, la decisión es algo que tengo que respetar y no tengo nada que decir más que agradecer al club la oportunidad que me dio, pero me hubiera gustado que fuese de otra manera.

—¿Cómo valora esta temporada como jugador del Zaragoza?

—He comentado varIas veces que esta temporada ha sido como un máster para mí. Llegué a pocos días de empezar la Liga, sin pretemporada, he tenido tres entrenadores en una temporada (una locura), he marcado goles, he dado asistencias, he perdido un testículo con su posterior rehabilitación (dolorosa, incÓmoda y dura), he peleado cada segundo que he vestido esta camiseta... Por todo esto creo que esta temporada me ha hecho crecer mucho como futbolista.

—¿Vestir la camiseta del primer equipo es como se imaginaba de pequeño alguien zaragocista como usted?

—Es mucho mejor de lo que puedes imaginar cuando eres niño. No se puede explicar, es lo que has soñado siempre, pero ahora estás ahí, en La Romareda y con el león en el pecho. Es la mejor sensación que hay.

—¿Y compartir vestuario con jugadores como Cani y Zapater?

—Cani y Zapater han sido ejemplos en los que los chicos de mi generación nos fijábamos cuando llegaron al primer equipo. Los he admirado y ahora, además de seguir admirándolos, compartía vestuario con ellos. Ambos me han ayudado mucho y son fundamentales para el vestuario del Real Zaragoza.

—¿Ha merecido la pena cumplir ese sueño de jugar con el primer equipo del Real Zaragoza aunque la temporada no haya sido la esperada?

—Por supuesto.

—¿Se ha sentido querido y respaldado por la grada?

—Mucho más de lo que imaginaba, es lo más positivo que me llevo de este año, el cariño de la afición. Al final soy uno más, solo que he saltado de la grada al campo. Me he sentido muy querido y he intentado responder a ese cariño en el campo y fuera de él. Sin ninguna duda lo mejor que tiene el Real Zaragoza es su afición.

—Una de las imágenes de la temporada es el momento en que le enseña a Culio el escudo de la camiseta. ¿Pensó que iba a tener tanta repercusión?

—Para nada, no pensaba ni que fuera a salir en los medios. Fue un gesto rápido, solo quería que lo viera él, pero después del partido empecé a ver qué tenía más repercusión de lo que me esperaba. Hice lo que hubiera hecho cualquier zaragocista.

—¿Cuando uno es zaragocista sufre más cuando el equipo no va bien?

—Mucho más, es inevitable. Pero como he hablado alguna vez con algún trabajador del club... cuando las cosas vayan bien también lo disfrutaremos mucho más.

—¿Cómo explicaría lo sucedido esta temporada, que el equipo haya quedado tan lejos de los primeros puestos?

—Una Liga es muy larga, así que no se pueden buscar excusas. No hemos estado a la altura de las expectativas. No sé si las expectativas eran demasiado altas, eso lo tendrán que valorar otros, pero a final de temporada cada equipo está donde se merece.

—¿Por qué le está costando tanto al Real Zaragoza volver a Primera División?

—En primer lugar porque es muy complicado. De 22 equipos ascienden tres, hay que hacer las cosas muy bien, ser muy constante y además tener esa pizca de suerte. Espero que pronto podamos volver a estar en la categoría que merece este club, la Primera División.

—¿Llegó a temer por el descenso a Segunda División B?

—No, no permitía que se me pasara por la cabeza. Es algo demasiado duro como para tenerlo presente. Siempre estuve seguro de que mantendríamos la categoría.

—¿Qué piensa un jugador cuando cambian tres veces de entrenador en una temporada?

—Pues que algo no va bien. Es un síntoma negativo. No me gustan los cambios de entrenador, entiendo que a veces son inevitables, pero no me gustan.

—¿Qué destacaría o qué ha aprendido de Luis Milla?

—Tuve la mala suerte de llegar muy tarde, me costó entrar en sus planes. Destacaría su templanza siempre en cualquier situación. Me hubiera gustado tener más tiempo para ganarme su confianza.

—¿De Raúl Agné?

—Con él es con el que mejor estuve. Desde el primer día me transmitió su confianza y, después de no contar casi para Milla, empecé a jugar muchos minutos, incluso marqué dos goles con él de entrenador. Raúl tiene un carácter fuerte, a mí me gustan los entrenadores con carácter, tiene una idea de fútbol muy clara y la transmite a sus jugadores. Creo que entiende muy bien el fútbol.

—¿Y de César Láinez?

—Con César me pasó lo contrario, venía de una buena etapa con Raúl, llegó él y depositó su confianza en otros. Si quitamos el último partido de Liga que jugué entero, no fui nunca titular y en 11 partidos jugué algo así como 145 minutos, que es una media de 13 minutos y medio más o menos por partido, y hasta en 4 posiciones diferentes, de lateral a delantero. Lo importante es el club y consiguió la salvación.

—¿Qué aportó César Láinez al equipo para que reaccionara?

—Siempre que llega un míster nuevo el equipo se resetea y la gente vuelve a enchufarse. Estábamos en una mala dinámica y con la llegada de César conseguimos sacar resultados positivos en los primeros partidos.

—¿Con esa reacción pensaron en que todavía podían pelear por el ‘playoff’´?

—Personalmente mis pensamientos estaban centrados en salvar la categoría, hasta que no consiguiéramos eso no iba a pensar más allá, así que no me dio tiempo a mirar hacia el playoff.

—¿Está contento con su aportación o esperaba haber tenido más minutos?

—No puedo estar contento porque lo colectivo, que es lo importante, no ha funcionado. Me hubiera gustado tener más minutos, eso es así. Ha sido mi primera temporada en la categoría, he disputado algo así como 1.000 minutos más o menos y solo Ángel, Lanza y Dongou han hecho más goles que yo. He dado todo lo que he podido pero está claro que me hubiera gustado poder dar más.

—¿Qué planes tiene ahora?

—Ahora descansar, resetear la cabeza y disfrutar de los míos. En pocos días me caso así que me doy hasta la boda para estar centrado en otras cosas que no sean el fútbol. Las conversaciones con los clubs las lleva mi agente.

—¿La puerta del Real Zaragoza está ya cerrada o le gustaría volver en el futuro?

—¡Espero que no! Es mi casa. Ahora me toca hacer las maletas, pero el Real Zaragoza siempre será mi casa y por supuesto que me gustaría volver, ya sea como jugador o como lo que sea.