Guti cogerá el mosquetón de Zapater contra el Lugo. Puede que incluso el capitán le preste sus galones para un encuentro que se jugará en esa línea Maginot que el Real Zaragoza ha levantado a duras penas en La Romareda, donde el conjunto aragonés quiere protegerse de su vigente enemigo, la zona de descenso. Bajo ese aspecto de recluta aún recibiendo instrucción en los primeros días de academia, hay una mirada de madura juventud, de firmeza en sí mismo, de inquietud controlada por ofrecerse voluntario o ser requerido para acudir al frente el mayor número de ocasiones posible. El domingo volverá al equipo con una responsabilidad aumentada, en cierta forma sobredimensionada por las circunstancias: era un chico con plaza en el filial y este fin de semana, después de ganarse la titularidad y los suspiros por su ausencia de Natxo González, poco menos que está siendo ungido como líder todocampista. El reto es muy atractivo para el zaragozano, aunque habría que establecer un sistema métrico ajustado a su labor en el equipo y justo con su auténtico estatus, todavía en fase de progresivo rodaje. Es un valiente al que hay preservar de las balas. Como en los casos de Delmás y Lasure, compañeros de escuela con una prometedora carrera por delante que podrían ser víctimas del terrible ecosistema actual.

A Guti le van a pedir la luna e intentará traer la vía láctea porque sobre todas las cosas es un profesional generoso. Con capacidad para ubicarse en cualquiera de los vértices del rombo que diseña su entrenador, salvo en una mediapunta que reduce considerablemente sus prestaciones como se demostró en Huesca, el centrocampista se someterá en este partido a una importante prueba de equilibrio competitivo y psicológico. En los días y horas previos a la cita para gestionar esa trascendencia que se le otorga a nivel interno y externo, y ya sobre el campo, para representar el papel que le corresponde sin desviarse un milímetro del guión. La mejor versión de Guti es el propio Guti, el original, un futbolista potente, atrevido, trabajador y con una incipiente capacidad de mando y de toma de decisiones correctas. También con una pierna que escupe misiles cuando lanza a puerta. Va directo a un futuro brillante, pero ese horizonte exige dejar huella en el sombrío presente con paso firme y consecuente, sin urgencias. El Real Zaragoza le necesita. Suficiente estímulo para este lúcido espartano.