Faltaban unos minutos para que comenzara el entrenamiento, con todo el mundo aún encerrado en sus vestuarios, cuando ya se podía ver a Luis Milla cabizbajo en el centro del campo, dando los paseos propios de una mañana de angustia y reflexión. La imagen se salía de la normalidad. Jugadores y técnicos suelen coincidir en la salida al césped, aunque vayan por grupos. Pero ese fue el punto de partida de una matinal que dejó gestos serios y pocas bromas. No está el asunto para chanzas, mucho menos cuando ya hay quien avisa de que el Zaragoza está en una posición de alto riesgo.

Lo hizo Ángel ayer. ¡Ojo!, vino a decir. El asunto pinta mal, pero puede acabar peor. «Estamos en ese momento en el que si pierdes dos partidos, te pones a pelear con los equipos de descenso. Y cuando en Segunda División te metes en zona descenso, cualquier cosa puede pasar. Salir de ahí es difícil. Hay que ganar dos partidos y engancharnos arriba. El Zaragoza no está acostumbrado a ese tipo de situaciones. Debemos mentalizarnos de que no podemos dejar pasar ni un balón dividido, tenemos que ir a muerte a por todos».

El delantero, que ante el Elche volvió a marcar, habló antes del comienzo de la sesión que Milla abrió con una charla de unos minutos sobre el césped. Ya sabían más o menos lo que pensaba. Fue el mismo Ángel quien desveló la bronca del técnico en el intermedio del partido ante el Elche. «En el descanso nos hizo una llamada de atención. Él tampoco estará contento con lo que está viendo, así que nos metió bastante caña, por así decirlo. La imagen del equipo en la segunda parte fue mejor».

La mejoría fue insuficiente. El mal juego, obviamente, preocupa mucho, como las fricciones que han surgido en la plantilla, sobre todo con Manu Lanzarote. Cani y Zapater iniciaron el calentamiento juntos sin parar de conversar. Con gesto serio fueron consumiendo los primeros minutos mientras algunos marchaban hacia el gimnasio y otros como José Enrique se disponían para una larga conversación con Luis Milla.

Hay más de un cabo suelto y el Zaragoza necesitará de todos si quiere pelear contra sus incertidumbres. La conversación del lateral con el técnico da para varias lecturas. Pese a ser un recién llegado, es un veterano con peso y personalidad, además de haber protagonizado la discusión con Lanzarote durante el último encuentro. En el anterior, en Sevilla, ya tuvo otro encontronazo verbal con el catalán cuando le reclamó más intensidad.

El fútbol va también en caracteres, pero siempre que no haya sospecha. «En Zaragoza siempre hay presión. La gente te exige y es normal por lo que es el club y todo lo que tiene detrás. Los compañeros tienen que saber que es un club exigente y que la gente pide trabajo y esfuerzo, por lo que cada jugador tiene que dar el do de pecho, por lo menos para irse a casa tranquilo por el trabajo hecho. Que estés bien o mal con el balón es otra cosa, pero trabajar siempre hay que trabajar», remarcó Ángel, en un claro recado para algunos futbolistas.

Todos imaginan lo que vien por delante, bien connscientes no sólo del pésimo momento sino de la fragilidad anímica del equipo, que está «muy triste», según reconoció Ángel. Bien está detectar y admitir las debilidades propias.

Mucho peor es, sin embargo, no saber la solución. Al menos de momento. «No sé a qué se debe. Si lo supiera, lo habríamos resuelto hace jornadas. Sí es verdad que cuando nos marcan un gol, el equipo baja mucho el nivel. Mi sensación es que desde que encajamos el primer gol bajamos los brazos. Hay desolación, como si el partido ya se hubiese perdido. Nos cuesta muchísimo volver a remontar. Ante el Elche la segunda parte la hicimos bastante buena para empatar, pero el partido lo habíamos perdido ya en la primera», confesó el delantero.

La cuestión es que el equipo no reacciona y a Milla se le han acabado las balas. Un mal resultado en Valladolid acabaría con el técnico en once jornadas y abriría la puerta a otro futuro incierto. De momento, el mensaje del vestuario sigue siendo favorable a su entrenador. Ayer lo defendió Ángel como la semana pasada hicieron José Enrique, Cani y Zapater. «Si él está con nosotros a muerte, nosotros también estamos a muerte con él. Ahora mismo es el entrenador que va a sacar esto adelante. Estamos encantados con su forma de trabajar. Sí es verdad que ante el Elche no reflejamos eso en la primera parte, pero nosotros estamos con él, ya lo dije la semana pasada. Estamos con muchas ganas de poder revertir la situación. Hay que tener tranquilidad, estos baches sabíamos que iban a pasar durante el año», aseguró Ángel.

No quiso entrar el canario en preferencias sobre los sistemas de juego, ni siquiera en conveniencias. Le pasó el balón a su entrenador, que lo ha situado como primer delantero, como mediapunta y en la banda en los últimos partidos. «Me da igual jugar con un delantero, con dos, con tres o con siete. Es tema del entrenador, que es el que tiene que decidir. A mí solo me interesa ir a Valladolid y conseguir los tres puntos. La forma de jugar me da igual».

Pese a los malos momentos, el ariete sigue presumiendo hinchada. «Es la ventaja de tener una afición como la del Zaragoza. Si le das sacrificio y trabajo, la afición está contigo. Lo demostró el domingo cuando marcamos pese al mal resultado».