--¿Cómo se gestó su fichaje por el Real Zaragoza?

--Empezó con unos pequeños acercamientos por parte de mis conocidos dentro del club, Cuartero, Ramón Lozano, para ver si yo tendría interés en jugar en el Real Zaragoza. Lo tenía y vi también que era una de mis últimas oportunidades de jugar aquí y estaba como loco de ganas de vivir en Zaragoza y jugar en el Real Zaragoza. Hubo ese primer acercamiento formal, me vieron receptivo y seguimos hablando.

--¿Llegó a pensar que no volvería a jugar en el Zaragoza?

--Siendo sincero, no pensé si iba a jugar o no. Los años iban pasando y todos los veranos tenía esa pequeña ilusión. Unos veranos no se dio porque el club no vino, otros porque yo realmente estaba muy a gusto en Villarreal y no pensaba irme a ningún sitio, otros porque no se pudo... Realmente mi ilusión por el Zaragoza siempre ha estado ahí y siempre he estado pendiente del club.

--¿Qué cambia este verano para que pueda venir?

--Cambia que llevaba muchos años fuera, económicamente me he podido permitir mirar para otro lado porque he tenido una carrera buena y larga y además estaba libre, tengo ya una edad y me apetecía, me moría de ganas de vivir en Zaragoza y se ha juntado todo.

--¿Qué le pidió al Zaragoza?

--Está claro que económicamente podía haber mirado otras cosas. Antes de hablar de dinero ni de nada lo primero que pregunté y hablé con Juliá fue el estilo del entrenador, que iba a ser el que a mí me gusta. Si eso no me hubiera gustado me hubiera dado igual que me ofrecieran veinte veces más. Otro aspecto ha sido ver el interés del club, sentirte querido. Además me dijeron que el proyecto, aunque era difícil y hay que mirar el presupuesto, era para luchar el ascenso. Luego es que mis ganas han nublado todo lo demás.

--¿Qué pensó cuando vio a 5.000 aficionados en su presentación?

--Tengo que decir que no me siento cómodo con esas cosas. Me siento cómodo entrenando y jugando al fútbol, lo otro me da un poco de vergüenza. El cariño de la gente es una de las cosas más importantes que se puede encontrar un futbolista. Que la gente venga, crea en ti, es una pasada. No tiene nada que ver con los 20 que fueron a verme cuando me presentó el Atlético. Pero sí hay una parte de vergüenza, a la vez que es un orgullo ver a tanta gente y que tanto Zapa como yo creamos expectación e ilusión en la ciudad. La sensación cuando entro aquí, cuando paso por el túnel, vuelvo al vestuario, todo son recuerdos y muy buenos porque fue una época muy buena.

--¿Se considera un ídolo?

--Ahora mismo, no. Han pasado muchos años y no he hecho nada aún para ser nada. Siento que en Zaragoza soy importante, para bien o para mal. Si lo hago mal me van a gritar mucho y si lo hago bien me van a aplaudir mucho, no voy a estar en una zona en la que dé igual lo que yo haga. Es mi sensación pero ídolo es demasiado. Sí me siento importante.

--César Láinez dice que usted va a ser el mejor jugador de Segunda. ¿Está de acuerdo?

--En Segunda hay muy buenos jugadores y con muy buena proyección. Ojalá termine la temporada y podamos decir eso, de mí o de cualquiera de mis compañeros, ahora mismo lo firmaría. Pero creo que hay que esperar y yo ahora mismo no me considero ni el mejor ni el peor, no estoy pensando en eso. Es que César es amigo (risas), pero son palabras mayores, no es tan fácil. Además es que es algo que me da igual, yo lo que quiero es ascender.

--¿Ese sería un buen colofón a su carrera?

--Si al final logramos ascender y, el año siguiente, hacer un buen año en Primera y ahí termina mi carrera yo voy a ser súper feliz y me voy a quedar con eso para toda la vida. Imagínese, mis años anteriores fueron un ascenso, una Copa, una Supercopa y una final de Copa. Si ahora ascendemos y me retiro con eso... En Villarreal conseguí cosas muy bonitas, pero mi mayor orgullo es haber conseguido cosas en mi tierra y ahora espero no cagarla.

--¿Fue una buena decisión marcharse del Zaragoza?

--Al principio no quería irme, quería renovar. Pero no me quisieron renovar, me quisieron vender. Y cuando vi que vino el Villarreal yo también tomé la decisión de irme. Pero estoy súper contento de que pasara aquello. ¿Por qué? Porque vivir esos descensos con el Zaragoza... ¡uf!, no me gustaría haberlo vivido, sería una carga para toda la vida. Estoy contento de no haber estado esos años de descensos y sí de haber estado en años buenos. Y yo estaba como loco por renovar aquí y hoy me alegro de que no me quisieran renovar. En ese momento eran mis enemigos y les odiaba, y hoy les tengo que dar las gracias. Estoy encantado de cómo me han ido las cosas y he sido muy feliz. Aquí hubiera sufrido un montón.

--¿Es más jugador o zaragocista?

--Ser jugador es mi trabajo y hay que entenderlo así. Siempre pongo el mismo ejemplo, si tú trabajas de carnicero con tu padre y el carnicero de enfrente te da tres veces más de lo que cobras y te ofrece algo muchísimo mejor, pues tú te irías aunque estuvieras con tu padre. Esto es lo mismo, es tu trabajo, tu profesión, tu vida. Yo me fui al Villarreal pero no he dejado de ser del Zaragoza, de ver los partidos, de sufrirlos, todo igual. En todos estos años no he podido ver un partido del Zaragoza sin sufrir. Soy las dos cosas, la verdad, me siento igual de las dos. Soy del Zaragoza y soy un jugador.

--Su llegada ha generado una gran expectación y usted ya sabe lo que es que La Romareda le pite. ¿Arriesga al venir al Zaragoza?

--Claro, y eso lo sé. Por mi experiencia anterior, que llevo diez años fuera y me han dicho que ha cambiado un poco, mi sensación es que si lo hago bien me van a aplaudir mucho y si lo hago mal, me van a gritar mucho. Creo que me arriesgo en ese aspecto porque yo estaba muy contento de mis años como zaragocista y ahora estamos en un año difícil y puedo manchar un poco mi trayectoria personal. Lo sé, pero es la opción que he elegido.

--En su etapa anterior vivió un ascenso, una Copa, una Supercopa, otra final de Copa, y ahora viene a un club que va a jugar su cuarta temporada seguida en Segunda.

--Sí, pero sé dónde vengo porque lo he seguido. Pero igual que entiendo esto, tampoco tengo ya 20 años y no voy a tener esa energía, voy a cumplir pronto los 35. Yo sé lo que hay y lo tenemos que saber todos. Si alguien se piensa que vamos a ascender ganando todos los partidos, vamos a ir mal. Yo lo tengo asumido y lo que hay que hacer es luchar con lo que tenemos, si no no vamos a ascender.

--¿Qué diferencia futbolística hay entre el Cani del 2004 al 2006 y el del 2016?

--Con la edad ganas unas cosas y pierdes otras. El físico no es lo mismo, la energía que tienes con 20 años no la tienes con 35. He ganado en experiencia, tranquilidad, poder enseñar a compañeros cosas que he vivido. Pero futbolísticamente creo que soy el mismo, la cabeza me sigue yendo exactamente igual.

--¿Sigue viendo el pase igual que hace diez años?

--Totalmente, al 100%, eso no se pierde.

--¿Con 35 años dónde se siente más cómodo en el campo?

--Me hacen esta pregunta todos los años y siempre contesto lo mismo porque es la verdad, es que me siento bien en cualquier sitio. Lo de correr más o menos no es problema, porque hoy en día no sé dónde admiten a un futbolista que no corra. Yo me siento bien en el centro del campo, en las dos bandas, en la mediapunta, si me ponen un pivote y dos por delante también, aunque ahí he jugado menos y me tendrían que enseñar. En la banda izquierda tengo peor centro que en la derecha, pero cuando recibo metiéndome tengo mejor perfil para encarar, en cada puesto tengo una cosa.

--¿Qué sensaciones le está dejando Luis Milla estos días?

--Me ha gustado lo que está pidiendo porque se asemeja mucho al estilo de Marcelino (García Toral), que es el estilo con el que más cómodo me he encontrado. De momento está pidiendo cosas que solo se las he visto pedir a él y a Marcelino y me está gustando mucho.