No es un partido más para Raúl Agné, que mañana recibe al Lugo en La Romareda con la necesidad de lograr una victoria que le dé oxígeno en el banquillo. Las tres derrotas consecutivas han situado al técnico en la frontera de la destitución once jornadas después de su llegada, tras aquellas once primeras de Milla. Es un momento peliagudo, con el cierre del mercado al otro lado del domingo, la plantilla en proceso de restauración y la clasificación mostrando peligros inesperados, también intolerables. Conoce la situación y su coyuntura el entrenador del Zaragoza. «Tengo 46 años y tres hijos, hace años que entreno y no soy ningún iluso. Sé cuáles son las circunstancias y la realidad. Pero estoy igual que cuando llegué, el discurso es exactamente el mismo. Estoy convencido de que volveremos a salir de ahí. En estas circunstancias jodidas en las que te atacan más, soy de los que piensa que la actitud la pongo yo, no los demás. Nadie de fuera va a hacer que yo sea infeliz. Tengo las mismas fuerzas y la misma ilusión. Si no es así, no se puede estar sereno ni reflexionar».

En cualquier caso, Agné no cree que el choque de mañana sea una final, aunque pueda ser definitivo. «Una final es una final, en la que te lo juegas todo a un partido. Esto no es una final, es un momento en el que estamos ilusionados y convencidos de que vamos a romper esta mala racha que ni esperábamos ni deseábamos».

Las tres derrotas han dejado al Zaragoza en la peor situación de los últimos meses, más cerca de la zona de descenso que de los puestos de promoción tras caer ante el UCAM Murcia. «Es la primera derrota que veo que al grupo le ha dado coraje, por cómo fue. Son derrotas que crees injustas y que al día siguiente volverías a jugar. A mí me gusta que el grupo esté enrabietado y con ganas de revancha este domingo».

No aclaró Agné, en todo caso, si olvidará la fallida propuesta de las dos últimas semanas con Valentín y Zapater en la sala de máquinas. Ahí varió el rumbo de sus primeras semanas, en las que su equipo quiso más el balón. «Cuando no se gana, no funciona nada, y pospartido se puede decir todo. El día que alguien me dé antes del partido la alineación que va a ganar, ese día haré caso. Como eso nunca pasa, no hago caso. Las decisiones que se van tomando son siempre pensando en el equipo y sin trastocar una idea. Lo que sí trastoca es que quites un día a cinco, que cambies la manera de jugar, la intención. Ahora atacar, después defender, ahora por fuera, luego por dentro... Eso sí trastoca, y en eso siempre he intentado ser muy lógico», esgrimió el técnico, dando a entender así que las variaciones de las últimas semanas no han sido tales, pese a que el equipo pareciese bien otro.

Sí volvió sobre sus pasos en una parte de su mensaje. Recordó al Agné de las primeras semanas, cuando hablaba de fútbol y de la importancia de que el Zaragoza maneje los partidos desde el balón. «Espero que el equipo vaya al ataque, haga goles y gane. Y que cuando pierda la pelota, la vuelva a recuperar para volver a atacar y volver a hacer goles. Espero un equipo como en la segunda parte del otro día, que es con lo que me identifico», dijo el mequinenzano, que insistió en su mensaje anterior. «Intento no revolucionar nada y hacer lo que siento. Si no lo siento, al final la gente se da cuenta de que no convences. Yo me tengo que adaptar a los jugadores e intentamos sacar lo máximo de cada uno. Lo que sí creo es que soy el mismo del primer día. Ni antes éramos tan buenos ni ahora tan malos. Lo que quiero es tener el grupo sano, es lo único que te va a permitir poder competir. Si te dejas llevar por lo que te rodea, no haces lo que sientes, está claro».

Los malos resultados del Zaragoza lo han dejado en la clasificación a cinco puntos del sexto puesto y a quince del segundo, solo a cuatro del descenso. «La única perspectiva real que tengo es que hay que ganar al Lugo. Estamos hartos de ver situaciones de equipos que dicen que van a hacer una cosa y luego acaban jodidos. Cuidado con la categoría porque es igualada para todo, por arriba y por abajo. Si ganamos los partidos, eso nos llevará a una situación de privilegio; y si no, a sufrir».

EL RIVAL / El Lugo, octavo con cuatro puntos más que el Zaragoza, es un rival de un perfil diferente a los últimos. «Me encantan los equipos que quieren jugar bien al fútbol, por encima de todo, esto es un espectáculo. Me encanta porque ante estos equipos también puedes proponer más. Como decía Cruyff, si tienes la pelota, no la tiene el otro. Cuando la tengaN, nos van a forzar, claro».

Parte de la afición ha organizado algunas acciones de protesta para el partido de mañana, que se iniciará con un clima enrarecido tras los últimos resultados. «No les pido nada. La Romareda es soberana. La gente no es idiota, tiene criterio propio y sabe de la realidad. Si les damos, nos va a ayudar; y si no, nos va a cuestionar. Jamás le he pedido nunca nada a la afición, son los únicos que tienen derecho a opinar».

El técnico aragonés se detuvo a analizar la situación de algunos futbolistas del filial, como Raí o Lasure, entre otros, que no han logrado encontrar lugar en el primer equipo. «Creo en la cantera, me encanta. Si están con nosotros es porque creemos que nos pueden aportar cosas, pero también deben crecer. Estoy harto de ver chavales que se apuesta por ellos y si la cosa va mal, les pegan una patada en el culo y los envían a los Monegros. Intentaremos ayudarles a que crezcan en las condiciones que deben crecer. La gestión de los muchachos tiene que ser muy comedida, no los puedes tirar a los leones».