Una mañana en el Carlos Tartiere cambió su vida en el Real Zaragoza. Iban Espadas (04/08/1978) fue junto a Cani uno de los artífices del ascenso en la temporada 2002/2003 con Paco Flores. Aquella victoria en Oviedo lo encumbró en el equipo. Tras un gran año en el filial se convirtió junto a Cani en la pareja de moda de aquel Zaragoza que en un año logró el ascenso. Tras triunfar se diluyó en equipos de Segunda y Segunda B hasta su retirada el año pasado por una grave lesión.

-¿Cuándo se dio cuenta de que iba a ser futbolista profesional?

-Llegué con 15 años a Bilbao y cuando debuté con el primer equipo en la Copa sentí que el fútbol iba a ser mi vida.

-¿Y cómo se forja su llegada al Real Zaragoza?

-Gracias a Manolo Villanova. Me llamó mucho la atención ese interés porque estaba en el Recreativo sin jugar y Manolo me dijo que tenía su confianza y que necesitaba un delantero como yo.

-¿No consideró un paso atrás irse a un filial a Segunda B?

-Fue algo que tuve que pensar pero entendí que hay veces que es mejor dar dos pasos para atrás para saltar hacia delante. Esa fue mi apuesta yme salió bien.

-¿Vio posibilidades de poder jugar en el primer equipo?

-En ese momento que llegaba de un equipo de Segunda lo vi todo muy lejos. Lo único que se me dijo es que podría realizar la pretemporada con el primer equipo al año siguiente.

-¿Cómo vivió desde el filial el descenso del primer equipo?

-Acabábamos de clasificarnos para jugar la liguilla de ascenso y por el descenso no pudimos jugar. Fue algo muy doloroso para todos los que estábamos allí.

-Hace una gran temporada con el filial. ¿No cree que deberían haber tenido la oportunidad de ayudar al primer equipo?

- Hice muy buena temporada, marqué 14 goles en la segunda vuelta pero no se me dio la oportunidad. El que sí la tuvo fue Cani, que recuerdo que debutó con un caño a Reiziger.

-¿Sintió que con el descenso llegaba su momento?

-Sí. Desde la prensa se elogió mucho el trabajo que habíamos hecho en el filial y eso ayudó. Además tuve la suerte de que Paco Flores me vino a ver un partido y le gusté y ya comencé a entrenar con el primer equipo.

-¿Cómo era Paco Flores con sus jugadores?

-Era un hombre muy cercano que protegía a sus futbolistas y a los jóvenes no nos cargaba de responsabilidad. En Oviedo me dijo que si estaba ahí era porque tenía condiciones para estar, que confiaba en mí y sabía que las cosas iban a salir bien. El 90 % de la plantilla estaba contenta pero recuerdo que algunos no estaban nada cómodos con él.

-¿Lo dice por Juanele?

-A Juanele se le notaba que le pasaba algo, que tenía ciertos problemas personales pero nadie sabía qué le ocurría.

-Aquel era un equipo defensivo.

-Había ciertos sectores que lo decían pero los números están ahí. Se hicieron grandes partidos en los que se marcaron muchos goles. Cuando un equipo desciende le cuesta mucho adaptarse a la categoría.

-Debuta contra el Córdoba y luego alterna con el filial. ¿Esperaba haber tenido más oportunidades en aquel primer tramo del año?

-En principio Paco Flores me dijo que trabajara para poder jugar y debuté en la primera jornada. Luego, el equipo pasaba una mala racha y Flores apostó de golpe por Cani y por mí.

-A pesar de ser delantero no destacó por ser un gran goleador. Su primer año marcó goles.

-Cuando subí mi rol en el equipo cambió un poco. Tenía mucha movilidad, trabajaba mucho las defensas y las desgastaba mucho. Además jugaba en equipo y eso se me valoró, pero algún gol también marqué.

-El partido ante el Oviedo en el Tartiere marca un antes y un después en su papel en el equipo. ¿Qué sintió aquel día?

-Sentí mucha responsabilidad porque el equipo estaba mal. Cuando supe que iba a jugar me entraron unas ganas de saltar al campo enormes. En la ducha, antes de salir al Tartiere, Cani y yo estuvimos los dos solos dando unos toques y hablando de lo que nos esperaba.

-¿Durante la semana ya sabía que iba a jugar?

-Se barajaba esa posibilidad. Desde fuera del club se pedía que se diera paso a jugadores del filial, pero no hubo nada claro. No me esperaba para nada salir de inicio en Oviedo. Cuando dio la alineación en el hotel comencé a darme cuenta de la responsabilidad que tenía con el zaragocismo.

-Aquel choque marca el devenir del equipo y se empieza a hablar de su dupla con Cani.

-Sí porque hubo un golazo espectacular de Cani en el que yo participé devolviéndole una pared de tacón, y a partir de ahí, el equipo carburó y Cani y yo seguimos contando para Paco Flores.

-¿La afición les exigía mucho?

-Mucho. Si no ibas ganando en el minuto 5 la afición empezaba a pitar. Pero eso no era un problema, te permitía ser más fuerte y salir más concentrado. Mi labor, junto a la magia que llevaba Cani en las botas, hizo que se nos arropara siempre y gracias a eso fuimos los artífices del ascenso.

-¿Quién fue el compañero que más le impresionó?

-El que más me impresionó fue Cani por la evolución que llevó, por cómo subimos juntos, por cómo lo vi en el filial cuando yo llegué. Él era suplente y en un año pasó de estar en el banquillo a ser la magia del Real Zaragoza del ascenso.

-Paco Flores, Manolo Villanova y Víctor Muñoz fueron sus entrenadores.

-A Víctor no lo considero entrenador mío porque a los tres días de marcharse Paco Flores me dijo que no iba a jugar ni un minuto. Manolo es una bellísima persona, toda su vida dedicado a la formación de futbolistas, un psicólogo con los chavales. Sé que gracias a él algunos de mis compañeros siguen jugando al fútbol. Y sobre Paco Flores, era una persona que quizás desde fuera parecía fría pero era todo lo contrario. Era una persona muy de corazón, de querer a los suyos. Personalmente para mí fue el que me lo dio todo.

-¿Después de aquella temporada recibió ofertas para marcharse?

-Recibí una oferta de Segunda pero ni se me pasó por la cabeza. No necesité ni un segundo para pensar en irme porque Paco iba a seguir contando conmigo en Primera y era una oportunidad que no podía perder.

-¿Cómo recuerda su debut en Primera ante el Murcia?

-Lo recuerdo con mucha alegría porque mi familia vive en Murcia y, casualidades de la vida, debuté contra ellos. Villa marcó de penalti, Savio metió un golazo de falta y pronto nos pusimos 3-0. Cuando salí a La Romareda con el campo lleno estaba en una nube.

-En su segunda temporada solo juega 7 partidos y se marcha cedido. ¿Ya desde el principio del año vio que iba a jugar poco?

-No pensaba ni que iba a jugar poco ni mucho. Sabía que había venido un goleador espectacular como era Villa y seguía teniendo la competencia de Yordi, que había sido el pichichi el año anterior. A mí nadie me dijo que estuviera por detrás. Estar en igualdad de condiciones con los compañeros era todo lo que necesitaba saber para seguir.

-¿La marcha de Paco Flores precipitó su decisión de marcharse?

-Me costó porque fue realmente un shock para mí. Había empezado a jugar. Fui titular contra el Valencia en Mestalla y le di un buen pase de gol a Villa. Empezaba a tener minutos y de golpe cesaron a Paco Flores y Víctor Muñoz me echó.

-¿Entendió su destitución?

-Puedes estar a favor o en contra, pero la situación deportiva es la que mantiene a los entrenadores y en ese momento no e r a l a i d ó n e a . Cuando se apuesta por alguien y te asciende de la manera que te ascendió, con la dificultad que conllevó, hay que valorarlo más. Con más tiempo habría funcionado.

-El único título de su carrera fue la Copa ante el Madrid. Estaba ya en el Cádiz pero fue partícipe porque jugó dos eliminatorias.

-Yo lo viví con mucha expectación. Después de haber participado en dos eliminatorias, haber pasado al equipo de ronda y verte en una final fue muy grande para mí. Además, sentí envidia y resentimiento hacia Víctor Muñoz porque fue la persona que me impidió estar ahí.

-Después de Zaragoza pasa por varios equipos hasta que el año pasado se retira en el Arroyo.

-Tuve una lesión grave en pretemporada. Me rompí el tobillo, la tibia y el peroné, me operaron y los tornillos no quedaron bien. No me aseguraban que la pierna se me quedara bien yme retiré.

-¿Se ha planteado seguir ligado al fútbol como técnico?

-En principio no me lo he planteado. Tengo con mi hermano y mi padre una empresa. He tomado el camino de ser empresario en lugar de seguir en el fútbol.

-En sus inicios fue internacional con las categorías inferiores de España.

-Jugué con José Mari, con Colsa, con Mista, con Aranzubia y con Ferrón, que luego coincidí con él en el Zaragoza.

-¿Cómo ve al Zaragoza este año?

-Lo sigo desde la lejanía pero siempre trato de informarme porque es un equipo al que le tengo mucho cariño y parte de mí está allí en La Romareda. En la promoción se va a meter seguro y en la liguilla puede pasar de todo. Con el campo y la afición puede ascender tranquilamente.

-Siempre será recordado en Zaragoza por ser uno de los artífices del ascenso junto a Cani.

-Soy consciente porque he podido ver ese cariño de la afición. Cuando he vuelto a la ciudad la gente siempre me ha mostrado su cariño. No queda más que agradecimiento, orgullo y satisfacción por ese recuerdo que le queda a la gente de mí.