En un partido condicionado por la injusta expulsión de Borja Iglesias en el minuto 44 destacaron dos cosas en el Real Zaragoza. El esfuerzo colectivo para defender el área propia durante teda la segunda parte obligando al Nástic a asomarse únicamente por las bandas y las intervenciones de Cristian Álvarez. El guardameta argentino evitó el gol tarraconense en varias ocasiones a lo largo de la tarde. Cazó todo lo que acabó en el área, por arriba y por abajo, los balones fáciles y los difíciles, negando una y otra vez al Nástic ocasiones de gol.

No pudo evitar finalmente el empate, pero Álvarez estuvo más que bien en todas las facetas del juego. Lo estuvo cuando el partido no tenía un dominador claro en la primera parte sacando una mano complicada a un cabezazo de Barreiro. Ni el bote previo despistó al argentino, que evitó así el empate después del tanto de Toquero. Y lo estuvo sobre todo en la segunda mitad, cuando el Real Zaragoza tocó a rebato y se defendió con una serenidad, un orden y una inteligencia táctica encomiables.

El equipo aragonés se acorazó por el centro, vetando el acceso al área del Nástic por cualquier vía que no fueran los laterales. Y cada vez que el conjunto catalán lograba colgar un balón al área, ahí estaba Cristian Álvarez para hacerse con la pelota y abortar cualquier situación de peligro. El guardameta hizo gala de un sexto sentido para estar siempre donde debía estar, lo que propiciaba que el balón acabara siempre en sus manos como si tal cosa, como lo más normal del mundo. Esa fue la clave en su actuación, que levantó los aplausos y el entusiasmo de la grada.

Es el tercer partido que disputa bajo los palos del Real Zaragoza y el tercer partido en el que destaca. Sin embargo, a Cristian Álvarez le sucede como a todo el equipo, que los méritos andan por detrás de los resultados. El conjunto aragonés solo ha podido sumar un punto con él en la portería aunque sus intervenciones son las de un guardameta que da puntos al equipo. Algo que el Real Zaragoza no ha tenido en los últimos tiempos y que puede ser clave en los éxitos del equipo si Natxo González consigue al fin la solidez defensiva para la que fue contratado. De momento parece que hay un señor portero.