—¿Cómo están yendo las primeras semanas en el club y en la ciudad?

—La verdad es que bien. Me he integrado muy bien, mi familia está contenta y me he encontrado un grupo muy cercano, con muchas ganas de trabajar y es lo que buscaba. Como en todos los grupos hay que ver cuando las cosas vayan mal, cuando llevemos mucho tiempo o cuando haya gente que juegue menos mientras otros juegan más, pero por ahora no ha habido ningún problema, hay muy buen rollo y todo está saliendo bien.

—Teniendo más opciones, incluida alguna de Primera, ¿por qué acabó viniendo al Zaragoza?

—Me gustó el proyecto. Natxo González, que también es de Vitoria, me llamó varias veces; y Lalo, también. Ya lo dije en mi presentación, a mí me gusta sentirme importante y no quiero acabar el fútbol en un banquillo o en una grada todo el día por estar en Primera División. Me valoraron muy bien y quiero tener un buen recuerdo de mis últimos años como futbolista.

—¿Qué es lo que más le ha sorprendido hasta ahora?

—Hablé con Natxo y con Lalo, me dijeron que iban a hacer un buen equipo y es lo que me he encontrado. Tenemos una plantilla equilibrada, aunque eso no siempre te garantiza subir. Hay gente con hambre y con ganas de trabajar. De la ciudad ya me informé por Víctor Laguardia y Edu Roldán y me habían dicho que se vive muy bien y que la gente también es muy buena. Aparte, aquí he venido muchas veces como visitante y el Real Zaragoza no es un equipo más de Segunda División. Es un club que ha estado muchas temporadas en Primera que por circunstancias está en Segunda, pero para mí es de Primera y hay que demostrarlo.

—Y un club como el Real Zaragoza tiene un estadio como La Romareda, ¿para usted también es un aliciente?

—A todos nos gusta jugar en campos bonitos, históricos y en los que hay ambiente. Para jugar en un campo al que van 2.000 personas y que están sentadas comiendo pipas pues para eso prefiero ir al cine. Prefiero jugar cuando hay presión, tanto fuera como en casa. Vengo del Alavés y del Athletic, que son clubs con una gran afición, como el Real Zaragoza. El miércoles a las diez de la noche hubo 10.000 espectadores, la gente cantando el himno… pues da gusto jugar en un campo así. Es algo que buscaba y que me llena como jugador.

—¿Hay algún estadio que se asemeje a San Mamés?

—No puedo ser objetivo. Habrá mucha gente que diga, por ejemplo, que es mejor Mestalla. O uno del Sevilla que diga el Pizjuán. Para mí San Mamés va a ser San Mamés toda la vida. No sólo es el campo, es lo que te ha llenado a ti. Conseguí un ascenso con el Alavés siendo vitoriano y eso no me lo va a quitar nadie. Para mí Mendizorroza es especial.

—¿Hay motivos para la ilusión esta temporada?

—Yo vengo para ello. Ya lo dije en la presentación: para hacer una temporada mediocre no vengo, para eso me quedo en Primera División ganando más dinero del que voy a ganar aquí y me quedo sentado en la grada. Quiero hacer algo bonito, y algo bonito para un club de Segunda como el Real Zaragoza es el ascenso.

—Es usted el primero que habla claro y sin tapujos de ascender.

—Es que soy muy claro, pero no quiere decir que por mucho que hable al final se consiga porque sé la dificultad que conlleva, pero yo no he venido aquí a quedar noveno y decir que hemos estado a punto de entrar en playoff. Yo quiero quedar primero con el Zaragoza y hacer ascenso directo. Si no lo consigo no va a ser una decepción para mí, pero me tengo que poner el mejor objetivo y ese es el ascenso directo.

—Natxo González siempre habla del proceso para ser un bloque sólido y fiable, ¿en qué punto cree que están de ese proceso?

—En lo que dice Natxo tiene razón, y más contando que del año pasado repiten solo cinco jugadores y que hay un entrenador nuevo. Es evidente que hay un proceso y que tenemos que mejorar, pero el ir sacando puntos es importante porque también puedes llevar un proceso pero tener cero puntos.

—El técnico desde el primer día les ha reclamado que presionen y que se esfuercen en el campo y parece que usted encaja como anillo al dedo con lo que quiere.

—En la posición en la que me está poniendo me estoy encontrando muy bien. Con Borja la gente decía que no me iba a complementar bien y puedo hacerlo perfectamente. Lo he hecho con gente como Aduriz o Fernando Llorente y puedo hacerlo tranquilamente, ahí están los datos.

—Al final de la pretemporada, cuando los resultados y las sensaciones eran malas, ¿hubo preocupación en el vestuario?

—Yo no vi ninguna duda. Cuando subí con el Alavés ganamos un partido en toda la pretemporada. Llegas mal a los partidos porque trabajas mucho físicamente, se hacen muchas pruebas, los otros equipos también prueban… Luego llega la Liga y no tiene nada que ver con la pretemporada. En el club y en el equipo ha habido máximo optimismo y confianza en el proyecto.

—A lo largo de su carrera ha disfrutado de varias noches mágicas, ¿podría quedarse con alguna de ellas?

—(Resopla). Es que tengo muchas… La noche del ascenso, por ejemplo. Es el único título que tengo, fue un partido en casa y fue increíble. También hay semifinales y finales que he jugado con el Athletic.

—¿Cómo se sintió al meter gol en la final de Copa ante el Barça?

—Fue increíble, no se puede expresar. Me eché a llorar y no sabía ni qué hacer. Meter un gol y que sea el 3-1, pues bueno, pero era el 1-0. Si ves la grada, con todos tus familiares ahí, es algo inexplicable.

—¿Tiene alguna espina clavada? Quizá no haber logrado ningún título en cinco finales.

—Siempre quieres más, pero sólo me acuerdo de los buenos momentos. He sido un afortunado en el fútbol, he jugado UEFA seis años, he llegado a cinco finales… No he ganado ninguna, pero he llegado. Hay gente que ha estado en la selección pero no ha llegado ni a una final de Copa. Allá donde he ido he respondido y la afición ha estado conmigo. No todo es el dinero ni los títulos. Para mí, sentirme querido es muy importante.

—¿Qué pueden esperar la afición y el club de usted?

—Trabajo y compromiso. Allá donde voy trabajo al máximo. Obviamente no soy de Zaragoza pero me voy a dejar la piel por esta camiseta y voy a ser del Zaragoza y ya está. Puedo meter más o menos goles, pero nadie me podrá achacar que no he dado todo por esta camiseta.

—¿Y usted qué espera de la afición?

—Solamente que esté con el equipo, que apoye en los buenos y en los malos momentos. Ahora hemos pasado de ronda en Copa y hay que aprovechar los buenos momentos porque los malos llegan en el fútbol y en la vida. Si el miércoles disfrutó, que vengan el domingo a disfrutar y animar.

—¿Tiene algún ídolo?

—Sí, Zidane. Siempre me ha llamado mucho su forma de jugar. Era un jugador diferente al resto. Tengo la suerte de haberle conocido y de tener una camiseta firmada.

—Usted es el más veterano del equipo, ¿ejerce de líder dentro del vestuario?

—Siempre intento ayudar a la gente. Si le tengo que decir a Borja que yo haría algo de otra forma, luego él tiene la opción de coger lo que yo diga o no. A Borja, a Pombo, a Delmás o al que sea. Obviamente voy a intentar que sea lo más grande posible, que los jugadores mejoren todo lo que puedan y daré mi punto de vista. Luego podré estar equivocado o no y ellos de acuerdo o no. Si un día tengo que pegarle un grito a uno porque creo que ha hecho algo mal se lo pegaré también.

—¿Recuerda la anécdota de Caparrós cuando le vio jugar con el Sestao River?

—Jugamos un triangular contra el Athletic y dijo: «Joer ese chaval qué bueno es, qué pena que sea tan mayor», y le dijo Amorebieta, que tiene un año menos que yo y al que me he enfrentado muchas veces, que era joven. Durante ese año me siguieron y al siguiente me ficharon para el Athletic.

—En el Athletic y en el Alavés ha disfrutado de grandes momentos, ¿cuál es el secreto de esos vestuarios?

—Creer en ti mismo. En el fútbol profesional, quitando cuatro equipos, hay bastante igualdad. ¿Sabríamos decir a estas alturas qué equipo va a estar arriba y cuál va a subir? Ahora miro y pienso que el Tenerife no es mejor que nosotros; el Oviedo, tampoco; el Granada hemos jugado dos partidos contra ellos y te pueden ganar, pero no son mejores. Hay que creer.

—¿Cómo es el Toquero más personal?

—Me gusta mucho estar con mi familia y el deporte. Aparte soy como en el campo, bastante cabezón y muy competitivo. Juego con mi mujer y no me gana ni a las cartas y con mis sobrinos juego a fútbol y me dejo marcar un gol pero ganar, gano yo.