El enfado de Raúl Agné no ha disminuido con los días en los que respecta a la expulsión que sufrió el pasado sábado en Córdoba. El técnico explicó ayer cuál es su sentimiento. Le pareció un desafuero. «La expulsión es muy injusta. A los entrenadores solo nos falta que se nos persiga abajo. Yo acepto el error arbitral, pero me cuesta entender que el cuarto árbitro tenga la potestad para expulsarte por protestar una accióm que es clarísimo. Es penalti y expulsión, y probablemente el 1-2. Y eso acaba en falta en contra y yo expulsado por protestar».

«En ese momento no sé si estoy en el área técnica, dentro del campo o dónde, pero el cuarto árbitro le llama y le dice que es expulsión. No solo eso, sino que ahora no puedo estar ni en el vestuario. Tendré que andar por aquí como si fuera un delincuente, sin poder entrar en el vestuario. No es nada contra los árbitros, pero no me parece bien esa persecución», explicó el entrenador zaragocista.

El encuentro de Córdoba dejó, al margen de ese penalti que acabó con la expulsión del técnico, graves errores defensivos como el que supuso el primer tanto del rival, que se originó en un saque de banda. «Eso se puede entrenar. Cuando te hacen un gol así, el único culpable es el entrenador. Más allá de que los niveles de atención deben estar altos, de un saque de banda que va a mitad del área y acaba rematando un jugador solo en el segundo palo, yo tengo que asumir mi responsabilidad».

«Si hay que entrenarlo -continuó Agné-, pues se entrena como hemos hecho. Sabíamos que el Córdoba tenía ese lanzamiento de banda, y en la primera parte ya nos había intentado sorprender. Ante ese tipo de lanzamientos de banda hay unas estructuras defensivas, aunque es evidente que la concentración es muy importante, está claro».