Fue una mañana de terapia y análisis en la Ciudad Deportiva. Ranko Popovic comenzó la jornada con una charla colectiva que retrasó el comienzo del entrenamiento 20 minutos y la estiró prácticamente durante todo el entrenamiento. Uno a uno, el entrenador fue llamando a los futbolistas que habían sido titulares en el encuentro frente al Llagostera y a algunos otros que se encontraban en el gimnasio como Bono. La intención del técnico es conocer de primera mano las sensaciones que tienen los futbolistas y cómo se habían encontrado en el choque del domingo, especialmente jugadores como Lolo o Natxo Insa, que llevaban mucho tiempo sin jugar.

Se buscan causas y soluciones a la crisis. En el interior del club, la opinión es que el equipo elevó un tanto el nivel respecto a los dos partidos anteriores y que no debe haber preocupación de cara al futuro pese a los últimos resultados. Se entiende que una suma de factores, comenzando por la falta de pretemporada, ha separado al equipo del camino trazado con aquellas cuatro victorias, y que se volverá al buen camino en cuanto se normalice la situación en cuanto a lesiones y estados de forma.

Quizá serían estos los dos primeros factores que se entienden como parte fundamental del decaimiento. Las bajas en el centro de la defensa ya han provocado alguna que otra crisis a lo largo de la temporada, donde fueron cayendo Mario, Rubén y Vallejo, mientras otros hombres como Lolo no alcanzaron el rendimiento esperado.

Ahora la parte más afectada del conjunto de Popovic es la línea de mediapuntas. Jaime se ha perdido los últimos cinco partidos debido a un a lesión muscular, con una presencia testimonial en el inicio del choque ante el Barcelona y en el final frente al Llagostera. Por su parte, Javi Álamo ha faltado a los dos últimos con un problema en el pie. Las dos lesiones han coincidido con el peor momento de la temporada de Eldin, un futbolista que estaba destinado a ser una pieza básica con Popovic pero que se ha ido desdibujando hasta aportar prácticamente nada en ataque. Al otro lado no se puede estimar que el rendimiento de Pedro haya descendido tanto, si bien es cierto que en los últimos encuentros se le ha visto menos fino, tanto físicamente como con el balón.

A ello hay que unir la situación de Willian José, futbolista importante en la etapa de Víctor y que apenas cuenta ahora. Lo sentó el primer día para dejarle su sitio a Eldin y luego, ante la terrible lista de bajas de Albacete, le ofreció la banda. No la quería y lo dijo. Se quedó con el banquillo, que ha sido su lugar común hasta el sonrojante episodio de Vitoria. Tras la goleada, su técnico lo volvió a señalar como un futbolista desapegado, por decirlo de alguna manera.

Si se unen las lesiones con el mal momento de estos futbolistas, se comprenden también los problemas que han aparecido en la zona de descarga y ataque y la excesiva dependencia que tiene el Zaragoza de Borja Bastón, que suma 17 de los 43 tantos del equipo aragonés y es el máximo artillero de la categoría.

Otra de las causas que se achacan al bajón zaragocista es que la sucesión de lesiones y sanciones han impedido al entrenador repetir alineaciones. El equipo, además, se hizo invulnerable con el regreso de Vallejo y Basha al once inicial, pero no ha vuelto a ganar desde que el suizo se tuvo que retirar en Sabadell.

Ahí se difuminó el camino de la ilusión. Se cayó el proyecto de equipo bonito, primero. Después se extravió el Zaragoza sobrio y resultadista que había encontrado un patrón. Queda recuperar la dinámica y el convencimiento de una plantilla que, racha aquí, racha allá, no puede olvidar que su objetivo es el ascenso. Y que para eso habrá que llegar a junio en la mejor condición.