El Real Zaragoza reencontró el camino de la victoria en casa, donde no ganaba desde el 11 de noviembre al Rayo, y firmó ante un pobre Tenerife tres puntos vitales, llenos de oxígeno clasificatorio para un equipo que necesitaba ganar y lo hizo y para un Natxo González que se quitó un peso enorme de encima porque su crédito ya estaba cercano al límite. El triunfo fue más que justo de un Zaragoza mejor a lo largo de casi todo el partido, apoyado en la clase de Eguaras y en el empuje de Guti, y que se firmó con un gol madrugador de Pombo. Mereció no sufrir el conjunto zaragocista, que solo tuvo momentos puntuales de bajón, pero lo acabó haciendo por los propios nervios finales y porque a este equipo le falta confianza y consistencia a raudales.

La victoria deja al Zaragoza con seis puntos de renta con el descenso y le acerca un poco más a la promoción, de la que ahora está a nueve. Con todo, el beneficio, más allá de la clasificación, es sobre todo en lo que implican estos puntos en cuanto a tranquilidad. El Zaragoza empieza la segunda vuelta ganando, tras cuatro jornadas que no lo hacía, y ha firmado cuatro puntos de seis en casa desde que arrancó el año en dos partidos pasados por agua. Bendita lluvia si además va acompañada de mejores resultados.

No le faltó fútbol al Zaragoza ayer en un partido donde Natxo sorprendió con un rombo en la medular, con Ros y Guti escoltando a Eguaras y Febas, de vuelta al once, de enlace entre Pombo y Borja, la dupla de ataque. También regresó Benito al lateral derecho para darle profundidad. El Tenerife se vio sorprendido de salida pese a que reforzó la medular con Aitor Sanz por delante de Acosta y Vitolo. Sin embargo, el Zaragoza fue un ciclón en los primeros minutos, con Pombo, Borja y Benito muy activos. Una pared entre el lateral y el delantero gallego acabó en un remate de Borja que dio en Luis Pérez en el primer gran aviso zaragocista.

No tardaría en llegar el gol del Zaragoza. Eguaras, de gran nivel toda la noche, filtró un pase que Borja cedió a Pombo, que remató ajustado al palo para adelantar en el 6 a un equipo que tenía velocidad en la circulación de balón y encontraba espacios con facilidad. Borja tuvo otra ocasión en una falta de Eguaras y dos cabalgadas de Febas, la segunda dejando hasta tres enemigos en el camino, levantaron al público de una grada donde había 12.300 valientes pese a que no dejó de llover, aunque en menor cantidad que en el partido ante el Barça B. Por eso el césped aguantó mejor.

El Tenerife, mientras, apenas podía contener a los zaragocistas. Y además sufría las lesiones de Aveldaño y Villar. El segundo fue sustituido a la media hora por Malbasic, que ya generó más dudas en Verdasca. Un buena acción entre Febas y Borja con el despeje de Alberto en un pase de gol fue el epílogo al mejor tramo del partido del Zaragoza, pero en los últimos 15 minutos cedió el balón al Tenerife y empezaron a aparecer Aitor Sanz y, sobre todo, Juan Carlos. Un buen centro de este último lo cabeceó Malbasic para que Cristian despejara con apuros y la primera parte acabó con el Tenerife más cerca del área del Zaragoza, que se echó atrás de forma instintiva.

BORJA FALLA UN PENALTI

Tras el descanso, Natxo retocó el rombo a la hora de defender, ya que Pombo basculaba más a la izquierda, donde Lasure firmaba otro buen partido. Benito llegó dos veces con peligro y mal centro y Borja ya libraba en todo su esplendor su particular batalla con Alberto. El central le soltó primero un codazo en un córner que el árbitro no vio y después le hizo un penalti al cruzarse en el área que el colegiado sí señaló en el minuto 55. Era la sentencia del pleito, pero Borja mandó la pena máxima al palo y empezó un tramo final de encuentro muy alejado de su mejor versión y donde tras muchas faltas vería la quinta amarilla, por lo que es baja en Granada. Camille sacó bajo palos un cabezazo de Ros y el Zaragoza no podía cerrar el pleito.

Pombo y Febas bajaron su nivel, aunque el paso de los minutos agigantó la versión de un Guti tremendo. Con todo, el Zaragoza solo se veía amenazado en las contras del Tenerife, donde encontraba con facilidad espacios, aunque sin saber culminarlas. Pombo, tras una gran jugada entre Eguaras, Guti y Febas, disparó alto y Martí se la jugó con la entrada de Brian Martín para juntar dos delanteros. Natxo, por su parte, tardó un mundo en hacer los cambios y apostó por Vinícius cuando el partido exigía más contención en la medular, que dio en el tramo final con la entrada de Zapater. Solo un disparo de Brian, un gol bien anulado a Suso y otro chut de Acosta inquietaron a una Romareda que sufrió y celebró el tesoro.