La semana de la resurrección del Zaragoza con la victoria en Huesca, de la llegada de Samaras y del punto final a la etapa de Narcís Juliá en el club se cierra con la visita esta tarde (18.00 horas) del líder, un test para calibrar si la recuperación que se exhibió sobre la piscina del Alcoraz tiene sustento real o fue solo un arreón de casta propiciado por los fallos del rival. Ese triunfo épico tuvo ingredientes de punto de inflexión, pero necesita continuidad. Ganar el derbi y al líder sería todo un espaldarazo. Y caer hoy dejaría el episodio oscense en un detalle perdido en la irregularidad de un equipo que sigue en el hospital de las dudas y de los nervios.

Raúl Agné, que no se ha alejado en demasía del alambre aunque respira más tranquilo en su puesto, vio reforzada su debilitada figura en Huesca, pero ha perdido en Juliá a su gran valedor, aunque el director deportivo ya llevaba muchos días más fuera que dentro. Solo había que ponerle una fecha a su final. Y llegó. En ese sentido, nada ha cogido de sorpresa a nadie, por lo que ese temblor no ha afectado a los cimientos de un equipo que recuperó sensaciones y mostró carácter en Huesca. Aún no cuenta con Samaras, pero sí con la inyección de autoestima para enfrentarse a un Levante que ya tiene todas las hechuras de lograr el objetivo del ascenso a final de curso.

Entre zaragocistas y granotas hay un mundo en la clasificación, 21 puntos de diferencia, por lo que la prueba, dado el nivel mostrado por un equipo y por otro a lo largo de todo el curso, no puede ser más exigente para el conjunto de Agné, que tendrá que ofrecer una versión muy convincente para doblegar a este enemigo. No hay más que recordar lo sucedido en el Ciudad de Valencia, donde el Levante fue un ciclón y el Zaragoza solo se sostuvo para maquillar un poco la goleada gracias a la pericia de Lanzarote a balón parado.

CUATRO O TRES ATRÁS / Sin Silva, por sanción, y sin José Enrique, lesionado, la duda es si Agné repetirá el esquema de tres centrales que dejó ver en las circunstancias especiales por el agua en Huesca y que tantas veces ha dicho que no le convence, aunque ahora asegura que tiene más mimbres para llevarlo a cabo. Lo más probable es la entrada de Fran (Casado, dado su nivel último, parece mucho más complicado) en un lateral y que Feltscher pase al otro, al zurdo. Arriba, se puede caer Dongou, con molestias, para dar entrada a Cani. El resto serían los mismos, también Edu Bedia en una medular que necesitará refuerzos para Zapater y Javi Ros porque es el punto fuerte del Levante, con Lerma, Insa y Campaña. Si el Zaragoza juega con tres centrales (Feltscher, Valentín y Cabrera), Xumetra y Edu García podrían ocupar los carriles y Fran iría al banquillo.

El Zaragoza, en todo caso, necesita encontrar una mayor fiabilidad atrás, porque lleva diez jornadas seguidas encajando y en Huesca, pese a ganar, le hicieron dos dianas. 34 goles en contra en 24 jornadas, una cifra que solo supera el Mirandés, es una barbaridad que impide cualquier mirada a la promoción, que está a cinco puntos tras el empate del Lugo ayer, la única meta ambiciosa de un equipo necesitado de subir y que está a 14 puntos de hacerlo de forma directa.

El Levante comenzó la Liga lanzado y ha pasado por algún altibajo, pero ha mantenido la regularidad suficiente para tener una ventaja clara en el liderato. El equipo de López Muñiz, un entrenador de trabajo solvente allá por donde pasa, se sostiene en su fortaleza defensiva y en su feudo, ya que fuera baja enteros. Arriba tiene la pólvora con Roger, al que de momento no le hace sombra Juan Muñoz, que se fue de aquí por la puerta de atrás. Campaña, Morales, Jason, Espinosa… El Levante tiene talento, al margen de ser una sucursal de exzaragocistas, con hasta cinco, si bien Montañés no estará hoy en un durísimo test para los de Agné.