La derrota ante el Sevilla Atlético fue tan inesperada, tan extraña de verdad, que había incertidumbre sobre la respuesta que daría el Real Zaragoza en su visita al Reino de León. La cuestión era corroborar si la regresión futbolística de los dos últimos partidos era cierta o algo propio de esta voluble categoría. Se mantendrá la inquietud, desasosiego si se quiere, otra semana. El equipo de Natxo González volvió a jugar mal. No tanto como ante el filial sevillista, pero fue deficiente en líneas generales. Ganó, sin embargo, ha superado la barrera de los 50 puntos que algunos de sus hombres situaron como primer objetivo hace un par de meses, y se acostó sonriente en la zona de playoff. Borja Iglesias marcó una de las tres ocasiones que tuvo el Zaragoza y Cristian Álvarez puso su parte cuando el equipo se sintió aplastado. La desazón última fue el anuncio de lo que viene hasta el final de competición.

La mejor noticia del partido de León fueron los tres puntos. Hay pocas vueltas que darle al fútbol a estas alturas de temporada, una vez entrado el torneo en las diez últimas jornadas. Nueve le quedan al Zaragoza, que debería disponerse para otra semana de reflexión. Bien está que ahora valgan las victorias por encima de todo. Tendrá que mejorar mucho, no obstante, si quiere liquidar a algunos de sus próximos rivales. Huesca, Rayo Vallecano, Sporting o Cádiz medirán la verdad de un equipo que da la sensación de atravesar por el momento más áspero del trimestre.

Es la hora de la verdad y no es cuestión de pedir virtuosismo, pero es fácil suponer que no bastará con el fútbol mostrado ayer en León, donde el Zaragoza sufrió durante muchos minutos. Perdió el balón pronto y no entendió el partido cuando tuvo a su rival contra las cuerdas. La realidad le puso a un tiro de la desgracia en el tramo final. Cualquier jugada a balón parado o centro medio dirigido (y de todos hubo muchos), cualquier rebote, cualquier cosa, pudo convertir el batacazo puntual de la jornada anterior en el principio de otra depresión.

El equipo sí supo apretar los dientes. Falto de fuelle, dejó espacio y permitió a la Cultural jugar en campo rival cuando el combate se había quedado diez contra diez. Nueve minutos faltaban cuando Grippo vio la segunda tarjeta amarilla, otros siete añadió el árbitro entre unas cosas y otras. Todos fueron de sufrimiento, si bien Cristian apenas se despeinó en ese tramo. El empuje leonés fue intenso, también inocente. Los locales metieron el partido donde necesitaban, tiraron faltas y córners que parecieron mil, pidieron amarillas, rojas... hasta un penalti en una acción de Rodri que fue puro teatro. Cuando a Natxo González no le pasaba ni el agua por la garganta, el extraño Milla Alvéndiz pitó la victoria de un Zaragoza que se abrazó a su gente en las gradas del Reino de León. Los futbolistas resoplaron, su hinchada gritó, rugió. Sí se puede, insisten.

Está visto que por ahí, al menos en lo que se refiere a los cuatrocientos que estuvieron en León, no se ha resquebrajado la fe. Da la impresión también de que la afición es capaz de percibir el desfallecimiento de su equipo, que se sintió un tanto apurado casi desde el principio. Empezó bien, con una clara oportunidad de Pombo en el minuto 2, pero el confort le duró poco. Entrado el cuarto de hora, la Cultural había subido la presión para complicar la salida del balón del Zaragoza, que lógicamente echó en falta a Eguaras. No tiene un futbolista de su perfil en la plantilla, así que le tocó llevar el ancla a Javi Ros, de vuelta tras su lesión. Zapater y Guti mantuvieron su posición volante y Buff se ubicó en el vértice alto del rombo, que hasta hace poco era de Febas. Hoy no lo es, queda claro. Natxo González sentó al leridano en la grada. Lo sustituyó en el primer tiempo en Pamplona, lo dejó en el banquillo el Domingo de Ramos y ayer lo mandó a ver el fútbol desde arriba. Habrá que saber cómo lo resucita.

De las botas de Ros salió el gol de la victoria cuando Borja Iglesias recogió en el minuto 25 su estupendo envío a la espalda de la defensa y lo convirtió en victoria con talento vacilante. El tanto hizo daño a la Cultural, pero el Zaragoza no sacó el descabello y permitió que el partido se fuese muriendo hacia el descanso. Después del intermedio aparecieron pronto los cambios por lesión (Papu por Buff y Delmás por Benito) y al equipo aragonés se le fueron acumulando los sustos. Borja sacó un balón bajo palos cuando el sentido del fútbol había cambiado por completo. Pudo cerrar el partido Delmás en la jugada que supuso la expulsión de Zuiverloon, pero la tarjeta roja a Grippo 12 minutos después sonó a toque de corneta en León. Se sabe el final, contado al principio del sufrimiento. Se da por bueno. Todo sea por ganar.

LA FICHA Y PUNTUACIONES

Cultural

Palatsí 5

Isaac 3

Zuiverloon 2

David García 5

Viti 5

Buendía 6

Mario 4

Yeray 4

Señé 6

Antonio Mtnez. 5

Rodri 5

Zaragoza

Cristian 6

Alberto Benito 5

Grippo 3

Verdasca 4

Lasure 6

Javi Ros 5

Zapater 5

Guti 6

Buff 3

Pombo 4

Borja 7

Cambios:

Salvador (6) por Antonio Martínez (m.54), Guarrotxena (4) por Isaac (m. 79) y Sergio (5) por Mario (m. 79)

Cambios:

Papunashvili (5) por Buff (m. 49), Delmás (6) por Alberto Benito (m. 52) y Mikel (5) por Pombo (m. 8

4)

0-1 (m. 25) Borja Iglesias, con la izquierda, resuelve un buen pase en largo de Javi Ros.

Árbitro: Milla Alvéndiz (4). C. andaluz.

Tarjetas: Zuiverloon (mins. 46 y 67), Ibán Salvador (min. 64) y Rodri (min. 79); Grippo (mins. 66 y 81), Delmás (min. 75), Pombo (min. 79), Cristian Álvarez (min. 89) y Borja Iglesias (min. 92), por el Real Zaragoza.

Incidencias: 9.100 espectadores.