No ha repetido once titular de una jornada a otra en las 15 disputadas Natxo González. Está en su libreto de estilo, y así lo hacía de forma evidente en el Reus y lo mantiene en el Zaragoza, no tener una alineación fija y tratar de sorprender al rival con alguna pequeña modificación, además de mantener echufado y viéndose con opciones a la mayor parte del grupo.

Doctores tiene la Iglesia y al vitoriano le ha ido bien así, pero esa política de cambios tiene mejor acomodo cuando un bloque funciona bien y el equipo asimila de forma más fácil las novedades. Y además el técnico no se caracteriza por su cercanía en las explicaciones a los jugadores en esos cambios. Es un entrenador que marca distancia con el jugador, una forma de actuar tan válida, por cierto, como la de los entrenadores que son más cercanos a sus futbolistas. La historia tiene casos de técnicos exitosos con una y con la otra vía.

Natxo ha aumentado el nivel de sus vaivenes en las últimas jornadas. Y no solo de nombres, también de dibujo y de estilo, lo que es más preocupante. Ha buscado soluciones para evitar la caída y lo que ha conseguido es la sensación de que tras 15 jornadas, el proyecto, la búsqueda de una identidad, está más lejos de consolidarse ahora que hace cinco semanas.

Tras empatar ante el Sevilla Atlético en el primer partido de la caída del equipo y rotar en Copa, el Zaragoza jugó contra la Cultural con dos novedades en el once con respecto al partido ante el filial sevillista, Alain en el lateral zurdo y Guti como mediapunta por delante de Eguaras y Zapater. No pasó del empate sin goles. Tuvo Natxo nueve días después de ese viernes 27 de octubre para preparar el derbi. Y retocó casi todo. Dio la titularidad a Benito, recuperado, pese al buen nivel de Delmás, Buff también volvió a pesar de su gris rendimiento y Javi Ros, tras un mes de baja por una fractura en un dedo y después de un mal inicio de curso, cerró el carrusel de cambios. Natxo también tocó el sistema, con Zapater por delante de la zaga y Ros y Guti por delante formando un triángulo en lugar de jugar con doble pivote. Mientras, Febas, uno de los jugadores con más calidad, fue suplente, como Delmás, y Eguaras y Ángel estuvieron en la grada. El plan acabó en triunfo fácil del Huesca (3-1).

Contra el Rayo, con victoria (3-2), fueron hasta cinco los cambios. Ángel y Eguaras pasaron de la grada al once, un camino inverso al que recorrió Alain, que no fue convocado tras dos partidos de titular. Grippo, por el hasta entonces insustituible Mikel González, Delmás, ya que Benito estaba lesionado, y Febas completaron las cinco novedades. Guti empezó en la banda derecha aunque el equipo, en la segunda parte y con la entrada de Pombo, recuperó el doble pivote (Zapater y Guti) en la medular.

En el desastre de Almería Mikel entró por el sancionado Verdasca y Pombo obtuvo premio tras sus buenos minutos ante el Rayo para ser la segunda novedad. Zapater jugó como ancla y Guti y Febas completaron el triángulo, que pasó a ser doble pivote cuando Eguaras entró por Guti.