La tarjeta amarilla que vio Íñigo Eguaras ante el Sevilla Atlético abre un horizonte desconocido en los últimos meses. El Real Zaragoza ha encontrado una identidad mediante el sistema de rombo, un engranaje que se ha ido puliendo con el paso de las jornadas gracias a las aptitudes de los futbolistas que lo integran. La figura del centrocampista navarro es la que más peso tiene dentro del engranaje táctico zaragocista. Su aportación a la recuperación del equipo en esta segunda vuelta ha sido esencial. Se ha consagrado como el segundo futbolista que más pases reparte y en el máximo recuperador de la categoría. Sin embargo, su ausencia para el próximo encuentro de Liga en León abre la duda sobre cual será la decisión de Natxo González y cómo rearmará la estructura del equipo.

Eguaras no solo ha demostrado ser un jugador diferencial en la categoría, también lo es en el Real Zaragoza. Y como tal no tiene un recambio puro. No hay una segunda unidad que lo supla con la misma eficiencia. Es por ello que el preparador vitoriano deberá ubicar otra pieza en el punto más retrasado del rombo. Hace unas semanas, frente al Lorca, Eguaras fue sustituido por Raúl Guti en el ecuador de la segunda mitad.

El canterano tomó el testigo para llevar la batuta del equipo en la posición de mediocentro único. Las características de Guti no se limitan al despliegue físico y al recorrido incesante por todos los puntos de la cancha. Entre sus aptitudes también destaca la visión de juego, con capacidad para asociarse con sus compañeros. Se trata de un centrocampista completo y que cumple en diversos registros.

Natxo González continuará preparando esta semana el partido frente a la Cultural, pero lo hará sabiendo que deberá reinventar su esquema ante la baja de un hombre de peso como Íñigo Eguaras.