El Real Zaragoza volvió a exhibir el sábado ante el Sevilla Atlético su cara más inconsistente, como una vuelta a las andadas tras dos partidos, ante el Numancia y el Lorca, sin encajar y ganando por 3-0 y 0-2, y sin que el rival apenas llegara a su portería, y un duelo de poder a poder con Osasuna (1-1), el líder y el equipo más en forma del campeonato. Pero, en la Ciudad Deportiva Cisneros Palacios, el conjunto de Natxo González enseñó de nuevo las costuras defensivas, se mostró vulnerable, un pecado grave en esta Segunda tan igualada.

El Zaragoza ha solventado el problema de eficacia que tenía en el inicio del campeonato, donde ni dominaba el área propia ni la del rival. Ahora, la del enemigo sí la controla. Una prueba es que lleva siete jornadas seguidas marcando goles (ocho partidos consecutivos si se cuenta el de Copa contra el Lugo). Otra es que en los tres últimos desplazamientos ha anotado dos tantos. Hizo dos en Oviedo, para empatar, otros dos en Lorca, para ganar, y el mismo número en su visita al filial del Sevilla el sábado (2-2). «Es difícil asumir que no ganas aún marcando dos goles», dijo Natxo tras el partido. El caso es que en sus tres últimas salidas el Zaragoza ha anotado seis tantos y ha logrado 5 puntos de 9 posibles. Con dos dianas de media, lo normal es que hubiera firmado un pleno de 9 puntos.

Con 15 goles a favor está claro que el foco va a la defensa, donde el Zaragoza ha encajado 12 en 11 jornadas. Solo en dos de ellas, ante el Numancia y el Lorca, dejó la portería a cero. Y en ambas, con Cristian Álvarez bajo los palos, ganó. En el resto de encuentros ha recibido tantos y en muchos de ellos (Tenerife, Alcorcón, Nástic, Lugo, Oviedo o Sevilla Atlético) con una clara sensación de vulnerabilidad, con un enemigo que le generó bastantes ocasiones de gol, sin que el equipotuviera la consistencia y la fiabilidad que le pide Natxo González.

Un repaso a esos 12 goles encajados por el Zaragoza (el Reus de Natxo solo había recibido seis, la mitad, en 11 jornadas el curso pasado) establece que tres de esos tantos llegaron a través de la estrategia mal defendida en un córner —Tenerife (Carlos Ruiz), Osasuna (Oier) y el primero del Lugo en el Anxo Carro (Seoane)—, dos de falta directa —Granada (Pedro) y Oviedo (Aarón Ñíguez)— y hasta siete en jugada del rival. En esos hay que incluir los de Jona (Córdoba), Peña (Alcorcón), Iriome (Lugo), Maikel Mesa (Nástic), Toché (Oviedo) y los dos de Carlos Fernández (Sevilla Atlético).

Los goles siempre llegan por errores individuales, eso es un axioma muy claro en el fútbol, pero ese mismo repaso a los tantos encajados deja en mal lugar a Ángel y a Verdasca, cuyos fallos han sido mayores que los del resto en acciones que han acabado con el balón en la portería primero de Ratón y, desde la quinta jornada, de Cristian Álvarez.

DOS PROTAGONISTAS / Desde el lateral, Ángel falla en el despeje del primer tanto del Sevilla Atlético, marcado por Carlos Fernández, permite el remate de Omar que acaba en el larguero y el rechace lo anota Maikel Mesa para el Nástic, también el remate de Iriome en el segundo gol del Lugo y el de Bernardo previo al de Seoane en el primero del cuadro lucense y hasta en el tanto del Córdoba no tapa el centro de Jaime que acaba en el tanto de Jona.

Diogo, cuyo crecimiento desde la pretemporada es innegable, aunque el sábado en Sevilla volviera a su versión más oscura en el eje, también tiene protagonismo variado y amplio. En el gol del Jona para el Córdoba no aciertan él y Grippo ante el delantero tras el centro de Jaime, contra el Alcorcón Álvaro Peña se va con facilidad de él y de Ros para marcar, en Oviedo se equivoca en la cesión a Cristian Álvarez y Toché anota a puerta vacía y el sábado falla en el despeje en el primer tanto tras el error previo de Ángel y permite el remate de Carlos en el segundo, si bien el error grave es de Eguaras que deja centrar a Fede San Emeterio.

Mientras, en el gol del Tenerife, de Carlos Ruiz, es Valentín el que pierde la marca en el córner y, en el de Osasuna, Zapater no puede frenar el remate de Oier a saque de esquina de Fran Mérida.