—Tendrá mucha gente esta noche en La Romareda, ¿no?

—Es la tercera vez que juego allí con el Córdoba. La temporada pasada ganamos y en la 13-14 perdimos por 2-1. Espero mucha gente de los míos, claro, y tendré que pedir muchas entradas. Mi familia directa es de Soria, pero tengo muchos amigos, mis padres estarán, familiares de mi mujer... Bastante gente la verdad.

—El Córdoba ha empezado muy bien la Liga.

—Nos hemos hecho bastante fuertes en casa, hemos cedido solo un empate y estamos contentos porque seguimos en la misma línea del año pasado, que nos metimos en playoff. Arrancar bien es vital para ilusionar a una afición que es muy pasional y que va siempre en masa a El Arcángel. Aquí, como en Zaragoza, se vive mucho el fútbol.

—¿Qué le parece el Zaragoza?

—Pues que da la impresión de ser dos equipos diferentes cuando juega en casa y fuera. He visto los partidos de La Romareda y además de ganar se le ha visto superior. Es un bloque temible en su estadio, de los mejores de Segunda, hay mucha exigencia y eso hace que el equipo en casa salga más concienciado. Pero fuera ha sido todo lo contrario. Eso sí, está teniendo bajas sensibles. El once tipo del Zaragoza es muy bueno, de los mejores de la categoría sin duda, pero cuando hay lesiones el equipo se resiente y las bajas de Cani o de Xumetra son importantes, aunque al final van a poder contar con Ángel.

—Menuda sanción...

—Yo no la entendía, está la frase en el acta y no es ofensiva. Si es lo más suave que se dice a un árbitro, eso es cuando no vas ni enfadado (sonríe). Hay que tener respeto a los árbitros, pero es que diciendo eso no se les falta.

—Dice que el Zaragoza tiene uno de los mejores onces. ¿También una de las mejores plantillas?

—Han tenido una reestructuración grande en verano y ha habido jugadores que no se les ha visto, o que han jugado poco, por lo que es apresurado emitir un juicio. Ahora es cuando tiene que salir el fondo de armario. Yo veo buenos fichajes y con el presupuesto que tenía ha logrado una muy buena plantilla.

—¿Hasta qué punto cree que afecta la exigencia alta y la necesidad de subir en el Zaragoza?

—Lo que es evidente es que jugar ahí implica esa presión y esa exigencia. Los futbolistas preferimos siempre equipos más grandes, más históricos y eso es la parte buena de estar en el Zaragoza. La parte menos buena es cuando va la cosa mal, hay que tener carácter y rasmia para salir adelante.

—Conoce bien a Zapater de la cantera del Zaragoza ¿Qué le parece su regreso?

—Es un año más joven que yo, coincidimos en el equipo de División de Honor y en el de Liga Nacional. Si físicamente está bien, como se le ve, es un jugador de Primera sin duda. Con él hace tiempo que no hablo, pero me voy a alegrar de verlo este fin de semana. Nos llevábamos bien aunque la distancia siempre hace que aparques algo las amistades. Es bonito reencontrarme con él más de 10 años después y recordar viejos tiempos.

—Llevaba tres años sin jugar un partido oficial.

—Tiene un mérito increíble. Estoy seguro de que anda con la ilusión de un niño pequeño, siempre fue un apasionado del fútbol y, tras ese calvario por las lesiones, todo lo bueno que le pase me hace alegrarme mucho por él. Es un grande del fútbol aragonés y yo creo que encarna todo lo que un capitán del Zaragoza debe tener.

—También volvió Cani.

—Con él no coincidí. Él estaba en el primer equipo y yo en el filial. Tiene una calidad indiscutible y aporta muchas cosas en el campo, también ese golpe de efecto de cara a la afición, de alguien que ha tenido una carrera tan brillante saliendo del Zaragoza. Es importante que hayan conseguido que gente tan zaragocista y que siente tanto los colores hayan vuelto al equipo.

—Y Luso Delgado... ¿Pudo volver este verano?

—No, la verdad es que no hubo contactos y era muy complicado, porque llevo tres años en el Córdoba, soy capitán, me siento importante y me ofrecieron una buena renovación. El Zaragoza no me hizo ninguna oferta y yo tampoco quise esperar. No hubo nada, ninguna opción.

—¿Esa puerta de volver al Zaragoza ya está cerrada?

—La carrera de cada uno nunca sabes cómo se va a deparar. En el 2013 cuando firmé por el Córdoba tuve una oferta, hablamos y no se dio. Ahora es más complicado. Siempre he sido zaragocista, desde pequeño iba a La Romareda, vi las goleadas al Madrid, al Barça, luchar por Copas, el equipo de la Recopa me marcó y aumentó mi zaragocismo, como a media ciudad de mi quinta. Ahora, con 31 años y teniendo dos más otro opcional, es muy difícil que vuelva, aunque no cierro la puerta.

—Su deseo será que suban los dos a Primera, ¿no?

—Me encantaría. Después de nosotros, el que quiero que suba es el Zaragoza. Candidatos somos los dos, pero esta categoría es larguísima y hay 12 equipos que se perfilan con posibilidades. H