El Real Zaragoza dejó de nuevo patente que da para lo que da. Es decir para pagar un pisito de alquiler en un barrio de clase media-baja y sufrir lo menos posible a final de mes con una nómina de jugadores muy pobres, sobre todo limitados para defender como grupo y en individual. En Los Pajaritos buscaba desprenderse de una pesadilla y perseguir la utopía de la promoción. Dio un paso en su primer objetivo y ratificó la imposibilidad natural del segundo. Mira hacia abajo con cierta tranquilidad y se despide del ático de la competición, un lugar que esta temporada no alcanzará.

El empate causó frustración en ambos equipos, pero por juego premió bastante más a un Zaragoza que no lo tuvo nunca, tan solo en el magnífico pase de Luis García a Roger que supuso el 1-2 justo con el descanso a las puertas. Los sorianos no se lo podían creer después de dominar con desparpajo el balón, el encuentro y el marcador, pero un penalti y una contra supersónica les puso en desventaja. En la segunda parte se adueñaron por completo del encuentro hasta igualarlo, en lo que son especialistas, atacando el costado de Rico, una herida abierta jornada tras jornada. El equipo de Víctor Muñoz se queda clavado como un nazareno en tierra de nadie, lo que, por lo visto en Soria, es para estar satisfecho a la espera de confirmar la salvación en la calculadora.

Víctor ha conseguido que el Real Zaragoza compita cerca de la victoria, en ocasiones mereciéndolo y en otras, como hoy, en absoluto. Sin un solo mediocentro ejerciendo de tapón, la apuesta por Cidoncha y Barkero es un mensaje del técnico más que una apuesta por la que esté plenamente convencido. Julio Álvarez, Diego González o Natalio se dieron un atracón de pelota, tres futbolistas de corte y confección en Segunda de los que carece y añora el Real Zaragoza. En esa zona, el conjunto de Anquela fue amo y señor mientras que el Zaragoza se ajustó al guión de las trincheras: a la carrera angustiosa a la contra y alguna bala perdida que cazar.

El Numancia, que llevaba cinco partidos sin ganar y cuatro sin ver puerta, dio primero aprovechando el desajuste defensivo que hiere y mata al Real Zaragoza por la espalda. Vicente llegó solo frente a Leo Franco y le batió con una suave vaselina. Nada que objetar. Nada con lo que responder. Ni la energía ni un par de apariciones en el área soriana eran señales de cierta solidez competitiva. Hasta que el infatigable Roger fue abatidio por Akapo dentro del área en un penalti que transformó con rabia y por el centro Luis García. El empate supo a gloria bendita.

Caía la tarde y se aproximaba el descanso cuando Luis García se sacó una asistencia exquisita y precisa para la zancada de Roger, quien en lugar de pensar como otra veces con tiempo para hacerlo, percutió en carrera y goleó. Una remontada imprevista y acogida con euforia por un Real Zaragoza que cerró la primera parte como aspirante a la victoria. Era para santiguarse, pero a fin de cuentas esa situación entraba dentro del único plan con el que trabaja el conjunto aragonés. Eso sí, en su máxima y perfecta expresión.

Todo tiene un límite, y más con el Numancia clamando justicia y sin perder el norte. Muy seguro de sí mismo, muy trabajado, bien conducido por sus mediocampistas, el equipo soriano se decantó por la estrategia universal por popular y efectiva de erosionar la parcela de Rico, por donde la sangría es constante. Un cambio de orientación de Julio Álvarez pilló al lateral muy descolocado, con Natalio dispuesto para entregar el gol. Sergi llegó para firmar el 2-2 y Víctor Muñoz, algo tarde, decidió reforzar un poco esa parcela con la entrada de Abraham. Luego dio minutos a Henríquez por Roger para mejorar en lo posible un ataque pálido, sin segunda línea.

El empate no gustó a los 1.500 aficionados que se desplazaron hasta Los Pajaritos en un día de fiesta y hermandad pero de guerra, como mandan los cánones de este deporte y de esta categoría. Por un instante, los seguidores del Real Zaragoza vieron salir el arco iris del triunfo, pero se trataba de un espejismo, de una alegría puntual. El punto, no obstante, no debe mirarse con desprecio porque ayuda a calmar al menos la tormenta de la clasificación. Es muy triste asumir no ser nadie en tierra de nadie, si bien hay que aceptar que la realidad es un juez implacable. El Real Zaragoza da para lo que da. Y gracias.

- Ficha técnica:

2; Numancia: Biel Ribas; Akapo, Gaffoor, Juanma, Ripa; Pedraza (Victor Andrés, min. 72), David González (Valcarce, min, 82); Natalio, Julio Álvarez, Vicente; Sergi Enrich (Pedro, min. 85)

2; Zaragoza: Leo Franco; Fernández, Álvaro, Laguardia, Rico; Barkero, Cidoncha; Victor Rodríguez (Abraham, min. 72), Luis García, Montañés; Roger (Angelo Henriquez, min. 75)

Goles: min. 26, 1-0: Vicente. Min. 40, 1-1: Luis García, de penalti. Min. 45, 1-2: Roger. Min. 62, 2-2: Sergi Enrich.

Árbitro: Figueroa Vázquez (Comité andaluz).

Incidencias: Seis mil doscientos espectadores -dos tercios del aforo-, la mejor entrada en Los Pajaritos de la actual temporada. Entre ellos más de dos mil zaragocistas en jornada de hermanamiento entre las peñas de ambos equipos. Partido correspondiente a la trigésimo cuarta jornada de la Liga Adelante