Los sonidos de los vientos están muy presentes en la Semana Santa. En muchas procesiones de Zaragoza, el estruendo impresionante del tambor y del bombo encuentra su contrapunto perfecto en los sonidos de trompas, trompetas y otros instrumentos de viento; notas purpúreas que contagian de solemnidad el momento. Para lograrlo, además de las secciones musicales de las propias cofradías, existen agrupaciones que se centran en exclusiva en este tipo de músicas. Ejemplo de ello son los Ministriles de Zaragoza, una agrupación de jóvenes músicos con edades comprendidas entre los 20 y los 26 años que hoy estarán en el traslado del Cristo de la Séptima Palabra y que desde el 2013 ya han participado en más de una veintena de procesiones. Una trompeta, una trompa y dos trombones de varas constituyen la formación básica de este conjunto que, en ocasiones, también se acompaña de percusión, explica el miembro de la agrupación Carlos González.

Ministriles resulta un concepto que se remonta a aquellos instrumentistas de viento de entre los siglos XVI y XVIII que se podían disfrutar en todo tipo de fiestas y, precisamente, de esta época es el repertorio que interpretan en sus apariciones. Se trata de una apuesta por recuperar esta figura que, según cuentan, en la capital aragonesa también hubo desde el siglo XVI. Herederos de estos músicos, su repertorio es fiel al periodo, con partituras de los siglos XVI y XVII. Así, obras de autores como Melchor Robledo, Cristóbal de Morales o Giovannu Croce y otras más recientes encuentran encaje en sus interpretaciones que, además, hacen honor a la Semana Santa.

Hoy no será la única oportunidad en la que se podrá escuchar la música de estos jóvenes, sino que el Viernes Santo harán sonar sus instrumentos por partida doble: por la mañana, en la procesión de las Siete Palabras, mientras que por la noche lo harán en la procesión del Santo Entierro, con la Hermandad de la Sangre de Cristo.

chirimías en aragón / Muy particular en la ciudad es también la propuesta de la Banda de Chirimías de Zaragoza. Este grupo, formado por cerca de 30 músicos, hace uso de dulzainas aragonesas, trompas de Graus y tarotas para acercarse a la música de la Semana Santa de una manera bella y poco habitual en la capital aragonesa, aunque más común en otros lugares como Castilla, donde existe cierta tradición. En el 2017 realizaron sus primeras actuaciones y en ellas interpretan melodías como el Ave María de Schubert o jotas adaptadas a estos sonidos. Precisamente, los instrumentos que los producen son rudimentarios y complicados de dominar. Unos objetos diferentes a sus semejantes castellanos, que cuentan con llaves que facilitan la labor, explica su director, José Ángel Marín.

El 15 de marzo ya pudo disfrutarse de su música en la Iglesia de San Cayetano de Zaragoza, en la entrega del premio Tercerol de este año, mientras que el sábado visitaron el Centro Cívico de La Jota. La próxima cita, el viernes en la procesión de San Mateo de Gállego.