El Martes Santo de Zaragoza comenzó con el traslado del Cristo del Refugio a hombros de los miembros de La Piedad y finalizó, bien entrada la noche (a las 01.30 horas), con la Virgen de Las Lágrimas del Descendimiento. El calor, a diferencia del pasado año, acompañó a fieles y cofrades de estas hermandades y de otras cinco que realizaron sus estaciones de penitencia por las calles de la capital. Dos de ellas, La Verónica y El Huerto lo hicieron particularmente. Celebran su 25 y 75 aniversario respectivamente.

El Huerto quiso hacerlo de forma especial, ya que era su procesión titular. La imagen de Jesús de la Oración, realizada por la gubia del imaginero Martín Nieto, estrenó un brocatel espolinado del siglo XVIII. No fue el único detalle que cuidaron para la ocasión, ya que a María Santísima de la Confrontación lució como en su primera salida, de blanco y verde, en sustitución de su habitual saya negra. Un paso que todavía está a la espera de portar un palio, tal y como está previsto. Una circunstancia que obligó a la hermandad a suprimir una petalá para evitar un apagón de la candelería. Es una de las pocas hermandades que siguen apostando fuerte por la vela de cera.

La popularidad volvió a acompañar el traslado del Cristo del Refugio a la iglesia de San Cayetano, de donde saldrá mañana junto a la Piedad de Palao. En la confluencia de las calles Juana Garcés y García Galdeano no cabía nadie más. Los allí presentes vieron como la expresidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, portaba al crucificado junto a varios hermanos. Se lo entregaron al nuevo fiscal provincial de Zaragoza, Felipe Zazurca, quien lo colocó sobre su peana mientras se rasgaban los bombos.

El Martes Santo volvió a ser especial en el hospital Miguel Servet. La Virgen de las Lágrimas hizo una parada para rezar por los enfermos del interior.