La Semana Santa en Aragón encuentra su gran referente en los sonidos percutidos; de los tambores, timbales o bombos que, con sus vibraciones, acentúan el sentimiento de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Una seña de identidad especialmente ligada al Bajo Aragón, pero que también se vincula a la capital aragonesa. Sin embargo, no todo son redobles en las cofradías de la ciudad, sino que otro gran símbolo cultural del territorio dispone de su espacio en esta celebración: no es otro que la jota.

Aunque en la actualidad pueden escucharse estos cantares en más de una procesión, como la del Prendimiento que se celebró el domingo, fue la cofradía del Descendimiento de la Cruz y Lágrimas de Nuestra Señora la primera en incorporar la jota como oración. Lo hizo en el año 1972, cuando surge la procesión de Las Lágrimas, en la que se traslada el paso de la Virgen desde el colegio El Salvador, en la Romareda, hasta el centro de la ciudad. Un largo recorrido que, precisamente, completará hoy a partir de las nueve de la noche. El Hermano Mayor de la cofradía, Joaquín Albareda, explica que en el transcurso de la procesión, a las cinco lágrimas de la Virgen corresponden cinco predicaciones y que, a su vez, una jota cierra las paradas del paso. De ello se encargan Blas Rando y Ana Iguarbe, dos joteros que ya superan los 15 años de colaboración con la cofradía y que encuentran en un tambor y un timbal el acompañamiento a sus voces para completar un momento muy especial.

El repertorio, desde que comenzara la tradición hace 46 años, ha ido variando, aunque, como detalla Albareda, se trata de jotas de temática religiosa, dedicadas a la virgen y a Cristo. La Romanza, Royo o Casa Grande son algunas de las composiciones que se han podido escuchar a lo largo de estos años, canciones que unen el sentimiento popular aragonés con la Semana Santa.

Se trata, pues, de una vinculación al sentimiento religioso que, como recoge la página web de la cofradía, encontró su ratificación cuando el Papa Juan Pablo II afirmó en Zaragoza que «el que canta una jota, reza dos veces».

Una procesión que encontró en Mercedes Soro y Pablo Castillón sus primeras voces. Hoy partirá del colegio El Salvador, donde se realizará la primera oración. La siguiente parada de La Salle Franciscanas, en la plaza San Francisco, servirá de escenario para la segunda oración. La parroquia de Santa Engracia será la siguiente estación de la Virgen de camino a San Cayetano. Antes de llegar, todavía parará en el Coso para la cuarta oración. Por último, la plaza del Justicia acogerá la predicación postrera antes de encerrar el paso, ya entrada la madrugada.