Desde un balcón o a pie de calle, el cante de las saetas es una de las manifestaciones más representativas de la Semana Santa en Andalucía, un territorio que cuenta con una amplísima tradición en lo que se refiere a la pasión, muerte y resurrección de Cristo y que, por eso mismo, resulta un referente en algunos aspectos para muchas cofradías de la ciudad. Y saetas también pueden oírse a orillas del Ebro, en Zaragoza, con la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y con la Hermandad de Jesús de la Humildad. Sin ir más lejos, hoy por la noche podrá disfrutarse de este arte cantado de la mano de la andaluza Inés Lorente.

El hermano mayor de la Piedad, José Manuel Etayo, explica que su cofradía ya acumula más de 80 años de existencia y que lleva a cabo esta tradición del sur en territorio aragonés en un par de ocasiones durante la procesión de hoy, una dedicada a Cristo y otra a la Virgen. En el recorrido que hace el paso, con inicio y salida en la Iglesia de Santa Isabel, encuentra la voz de Lorente en la esquina de la calle Sepulcro con San Vicente de Paúl. Composiciones a medida del hijo de Dios y de la Virgen que esta cantaora diseña y ejecuta con vigor.

No es la única que hace vibrar sus cuerdas vocales en honor del paso; el hermano mayor relata que, en ocasiones, algunos espontáneos también deciden entonar una saeta o, incluso, una jota, momento en el que los cofrades detienen su marcha hasta que acaba la interpretación. «Si empiezan, paramos», remarca.

En lo que se refiere a la hermandad de Jesús de la Humildad, la hermana mayor Valle Laya señala que es en el Domingo de Ramos cuando se cantan las saetas, y que se viene haciendo desde que la cofradía existe. Las raíces de la Humildad apuntan hacia Andalucía y con la casa regional de esta comunidad en Zaragoza guarda estrechos vínculos. Miradas al sur que se corresponden también con la ejecución de la saeta -en silencio, a pelo- como manda en territorio andaluz. Un cante que puede empezar con una saeta concreta y que Lorente «conforme la va viviendo, la va cambiando y se va inspirando», describe.

De esta zona también es la petalá, en la que arrojan pétalos de flor en la marcha, aunque este año no ha podido ser. Y como sucede con otras muchas cofradías de la ciudad, el hábito, con capirotes, también se inspira en territorio andaluz que, con estas cofradías, se acerca más a Aragón.