Desde la Agencia Europea para la Seguridad y Salud laboral, apuntan que ya hay pruebas contundentes de que el trabajo es beneficioso para la salud física y mental de los trabajadores. También que la gestión de la seguridad y la salud laboral en el marco del envejecimiento de la población activa puede mejorar la productividad y también la relación-coste beneficio de una organización.

En su trabajo, el Grupo OTP de prevención laboral constata que aplicar medidas para la contratación y la permanencia de trabajadores de cualquier edad en situación de igualdad, y establecer políticas empresariales de gestión de la edad, como formación profesional, el traspaso del conocimiento, o la ergonomía y la psicosociología son algunas de las armas principales contra el mobbing por edad.

Que el mundo laboral ha cambiado actualmente lo muestran los avances tecnológicos, la economía basada en la actividad permanente (24 horas, 7 días a la semana) y el aumento de la flexibilidad en las condiciones de trabajo.«Todo ello -según Marta Urrutia, de la Agencia Europea de Seguridad y Salud laboral- añade más desafíos, que el colectivo de empleados de mayor edad deberá también afrontar».

El término tercera edad es un obstáculo para dejar de asociar a las personas mayores de 50 años con la vejez, otro término que es cuestionable. Según Carmen Soler, socia directora del Grupo OTP, de prevención laboral, «las personas no envejecen, maduran. Y es la madurez la que les permite aportar desde su experiencia, valor a la sociedad en general y a las organizaciones en particular», explica.

«Cada vez hay más gente mayor de 45 años con mejores condiciones de salud y más capacidad de trabajo. Y los lugares de trabajo cada vez requieren menos condiciones físicas. Hay aún muchos trabajos que pueden hacer los empleados de 55, 60 e incluso 65 años, a los que no hay que restringir las oportunidades laborales», apunta Sergi Jiménez, profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.