La historia tiene todos los ingredientes de un culebrón: un millonario británico de 48 años conoce a una modelo eslovaca, alta y rubia y de 23 años. Viven una temporada de pasión y lujo y un día él la sustituye por otra modelo, rusa y de 21 años. La joven, despechada y apartada de un lujoso tren de vida, acaba descerrajando tres tiros a su expareja en el interior de su mansión en Estepona en la que se había instalado días antes sin permiso. Ahora, la Audiencia de Málaga la ha condenado a 15 años de cárcel, aunque ha tenido en cuenta como atenuante el "estado pasional" en el que se encontraba la joven, Maria Kukucova.

El crimen que ha sido juzgado la pasada semana en Málaga se produjo en abril del 2014 en la finca de Andrew Bush, un afamadoempresario británico vinculado al mundo de la joyería. La pareja había roto la relación en noviembre del año anterior, y él ya mantenía una relación con otra modelo más joven que había empezado casi por las misma fechas. Un día que la pareja regresó a la vivienda tras un corto viaje descubrió que Kukucova se había instalado en la casa días antes.

La expareja se enzarzó en una discusión en el interior de la vivienda, mientras que la nueva compañera sentimental optó por salir al porche de la casa y aguardar junto al Hummer del empresario. En un momento dado, el hombre salió y le pidió a su nueva novia que llamara a la Policía porque la despechada mujer no quería irse.

A BOCAJARRO

Mientras esperaban, el hombre volvió a entrar en la vivienda para intentar disuadir a Kukucova, pero al entrar la joven le disparó sin miramientos tres tiros con un revolver del calibre 38 que le alcanzaron en el brazo y la cabeza. Según se ha probado en el juicio, una de las balas fue disparada casi a bocajarro cuando la víctima caía al suelo.

En ese momento, Kukucova colocó la pistola en la mano de la víctima y tras quitarle las llaves del coche salió corriendo al exterior diciéndole a la otra joven que su pareja le esperaba dentro, mientras ella huía en el lujoso vehículo. El coche fue localizado pocos días después en Marbella, mientras que la joven huyó a su país, Eslovaquia, aunque se entregó días más tarde a la policía. Durante el juicio, la joven trató de justificar su actuación alegando legítima defensa, que fue el hombre quien empezó a agredirla y que ella se defendió quitándole el arma con el que le disparó, una tesis que los forenses han desmontado.

Ahora, y tras ser considerada culpable por un jurado popular de un delito de asesinato y otro de allanamiento de morada, Kukucova ha sido condenada a quince años de cárcel y seis meses de prisión respectivamente. La sentencia establece que el asesinato se llevó a cabo con alevosía, aunque se descarta el ensañamiento al entenderse que no queda acreditado ese "específico ánimo de complacencia del dolor".

"OFUSCACIÓN"

En cambio, y frente a los 20 años de prisión que pedían las acusaciones, el juez ha considerado como atenuante en la sentencia dada a conocer hoy el estado pasional de la agresora. El fallo expone que "pese a la profunda reprobación social" que merece este crimen, hay que valorar el estado "de ofuscación" de Kukucova, de la que se considera que "estaba obsesionada con el fallecido" y estaba muy afectada por la ruptura no solo en el plano amoroso "sino también por la pérdida de estatus social y estilo de vida". Y resalta el arrepentimiento de la joven, que no paró de llorar durante los días del juicio y realizó una "desgarradora petición de perdón". Asimismo, la sentencia establece que Kukucova deberá indemnizar por daños morales a la hija de la víctima y a su hermana, ambas ejerciendo la acusación particular, con 160.000 y 40.000 euros respectivamente