Una octogenaria ha sido condenada por la Audiencia de Málagaa 20 años de prisión por haber matado a su marido, que sufríacáncer de pulmón, con una muleta en su domicilio de Rincón de la Victoria el 21 de julio del 2015.

En la sentencia se condena a la mujer, M.B.G., de 85 años, como autora de un delito de asesinato con la circunstancia agravante mixta de parentesco, y se especifica que, a solicitud del jurado, se propondrá al Gobierno el indulto para la acusada, sin perjuicio de la petición directa que pueda hacer ella.

La presidenta del Tribunal del Jurado considera probado que la procesada, "de forma deliberada y con ánimo de terminar con la vida de su marido", se dirigió a la cocina donde él descansaba en un sofá y "aprovechando su estado de desvalimiento", le propinó alrededor decuarenta golpes en la cabeza y en los brazos con una muleta.

El hombre, que padecía un cáncer de pulmón con metástasis hepática que le había debilitado, sufrió a consecuencia de la agresión veintidós heridas craneales con pérdida masiva de sangre, que le causó un coma profundo y después la muerte en el hospital al que había sido trasladado.

OCULTÓ LA MULETA

Tras ocultar y limpiar la muleta, la acusada salió a la calle a pedir ayuda a unos desconocidos, según señala la sentencia.

El jurado basó su veredicto de culpabilidad en las pruebas aportadas por el informe forense y los testimonios de los guardias civiles, así como que el arma homicida fue la muleta requisada, en la que se encontraron restos de sangre de la víctima y de agua, lo que refleja que la lavó con intención de ocultar la prueba.

Además, el jurado concluyó que la hipótesis de que el asesinato lo realizara una persona ajena a la familia no es probable porque no hubo ninguna señal de robo ni se conocen enemigos que pudieran tener motivos para asesinar a una persona de 82 años con una enfermedad terminal.

Durante el juicio, la anciana negó haber matado a su marido y dijo que en caso de haberlo hecho no lo recordaba, mientras que su defensa mantuvo que los hechos fueron cometidos por "personas extrañas" que pudieron entrar en la casa.

Esta versión también fue sostenida por los hijos de la anciana, quienes renunciaron a cualquier indemnización por la muerte de su padre.