El papa Juan Pablo II sabía que había sacerdotes que abusaban sexualmente de niños y la Iglesia católica intentó encubrir las denuncias sobre estos casos, según denunció ayer un abogado que es experto en derecho canónico durante las audiencias de la comisión gubernamental que investiga la respuesta institucional a los abusos sexuales a menores cometidos en el seno de instituciones públicas y religiosas en Australia.

Otro especialista en casos de abusos sexuales del clero, el letrado estadounidense Thomas Doyle, aseguró que en 1985 el Vaticano recibió informes de al menos cuatro diócesis de EEUU sobre abusos de sacerdotes a menores. Uno de ellos fue preparado por el propio Doyle, que pidió el envío de un obispo a Luisiana para abordar casos de pederastia en este estado estadounidense.

INFORME PARA EL PAPA / «El informe fue enviado por mensajería rápida al cardenal arzobispo de Filadelfia, John Krol, quien lo llevó al Vaticano al día siguiente, cuando viajó para allá», explicó Doyle en una vista de la comisión en Sídney. Según este especialistae, Krol entregó el informe al Papa, quien leyó el documento y le anunció el nombramiento del obispo en los siguientes tres días, lo que acabó en la designación de AJ Quinn.

«(Quinn) resultó ser parte del problema, no de la solución, porque se dedicó a buscar la manera en qué podrían continuar con el encubrimiento», dijo Doyle según la cadena ABC. Esta declaración tuvo lugar un día después de conocerse un vasto informe de la Iglesia católica australiana que revela que entre 1980 y el 2015, unas 4.500 personas denunciaron casos de abusos sexuales a menores perpetrados por miembros de la institución religiosa.

Según el informe presentado por la abogada consejera de la Comisión, Gail Furness, entre 1950 y el 2010 se identificaron 1.880 agresores, entre ellos 572 sacerdotes y 597 hermanos religiosos, 543 laicos y 96 eran hermanas religiosas.

«VERGÜENZA NACIONAL» / Tras conocerse estos datos, el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, en una intervención en el Parlamento, calificó los abusos como una «vergüenza nacional». «Esta clase de abusos, en cualquier contexto, nunca deben pasar. No es solamente una lección de la historia ni una trágica historia del pasado. Es un recordatorio a todos, hoy, en cualquier parte del país, que debemos proteger a los vulnerables a nuestro cuidado, a los niños en cualquier contexto», remarcó Turnbull.

En estas audiencias, las últimas en las que se investigan los casos de abusos en la Iglesia católica y que durarán hasta el 27 de febrero, declararán los siete arzobispos de Australia después de que este lunes fuera también incluida la comparecencia del de Tasmania.

La comisión se estableció en el 2012 para investigar la respuesta de las autoridades a los casos de abusos sexuales a menores cometidos en instituciones públicas, sociales, deportivas y religiosas.