El Gran Colisionador de Hadrones (LHC) registró la noche del miércoles las primeras colisiones de protones tras las mejoras acometidas durante los dos últimos años que han permitido que la gran instalación del CERN, en Ginebra (Suiza), llegue al nuevo récord de energía de 13 teraelectronvoltios (TeV). Concretamente, los dos haces de protonoces avanzaron en sentido contrario por el circuito circular del LHC a una energía de 6,5 TeV, lo que permitió las colisiones a una energía total de 13 TeV.

Estas primeras colisiones se han realizado para comprobar los sistemas que protegen al propio acelerador, a los imanes y a los detectores de las partículas que se desvían del haz, según explicó el CERN en un comunicado. El equipo de operaciones espera conseguir haces de protones estables en las próximas semanas, la señal para que los experimentos del LHC empiecen a tomar nuevos datos e inauguren la nueva fase de la instalación.

"Por el momento estamos haciendo colisionar los haces a 13 TeV y ajustando sus órbitas para que choquen unos con otros", comentó Ronaldus SuykerBuyk, del equipo del LHC. El mes pasado, los haces volvieron al acelerador por primera vez después de dos años de mantenimiento.

Pero cuando se incrementa la energía a 6,5 TeV por haz, dice el Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear (CPAN), "cambian significativamente sus parámetros y órbitas". Además, los haces se concentran en un punto mucho más pequeño en los detectores, por lo que el lugar de las colisiones dentro de los experimentos puede cambiar. "Cuando comenzamos a hacer colisionar los haces a una nueva energía, a menudo no llegaban a encontrarse", ilustra Jorg Wenninger, del equipo de operaciones del LHC.

"Los haces son diminutos, solo unas 20 micras (millonésima parte del metro), 10 veces menor que a 450 GeV". Cuando estas partículas colisionan, ofrecen datos muy valiosos sobre la materia.