Títulos como 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto' (1995) y 'Alatriste' (2006) convirtieron a Agustín Díaz Yanes en uno de los directores de más éxito de nuestro país, pero tras el estreno de 'Solo quiero caminar' (2008) pareció desaparecer del mapa. El viernes estrena su esperado nuevo trabajo, 'Oro', que acaba de presentar en el Festival de Sevilla. Basada en un relato de Arturo Pérez-Reverte, la película se sitúa en el siglo XVI para relatar la incursión de un grupo de conquistadores españoles a través de la selva centroamericana en busca de una ciudad mítica de la que se dice que está hecha del preciado metal del título.

¿Por qué hay tan pocas películas españolas sobre la Conquista de América? Es un tema incómodo, y un episodio de nuestra historia que los españoles no hemos asimilado bien. La conquista es como nuestro Vietnam. Nuestro problema es que vemos la historia como como si estuviera ocurriendo ahora mismo y eso hace que adoptemos posturas muy polarizadas. Y, si haces una película sobre ello, todos quieren que des la visión histórica que se ajusta a su propia visión.

¿Qué opina de la que ofrecen los libros de historia? Hay miles de libros sobre el tema y cada uno adopta una postura distinta. Algunos sostienen que fue un genocidio, otros mantienen un discurso heroico y triunfalista. Yo soy más de la escuela revisionista que se ha popularizado últimamente, y que vendría a situarse en el medio.

'Oro' habla de un grupo de hombres procedentes de diferentes partes de la península ibérica que se enfrentan entre sí mientras van en busca de algo que es ilusorio. A juzgar por la situación política actual, las cosas no han cambiado mucho desde el siglo XVI. Pues sí, va a resultar que me ha salido una película política. El historiador Fernand Braudel explicaba que los tiempos de la historia son largos, y que las regiones mantienen ideas y prejuicios durante muchos más siglos de lo que ellas mismas creen. Es cierto que el proceso de creación de España fue bastante tumultuoso y el conflicto se ha mantenido vivo. Por otra parte, casi todas las naciones han tenido pugnas territoriales e identitarias muy parecidas a la nuestra.

Llevaba ocho años sin rodar. ¿Se le hizo largo? No, porque di por hecho que no volvería a hacer películas. Dos años después de haber estrenado 'Solo quiero caminar', durante los que mi teléfono no sonó, me puse a escribir una novela, y di por hecho que mi tiempo como cineasta había pasado. Y de repente llegó la llamada de 'Oro'.

¿Sintió que la forma de hacer cine ha cambiado mucho en este tiempo? Sí, y me he sentido bastante desubicado. El cine que yo conocía ha desaparecido. Empecé a rodar con la idea de aplicar mis métodos previos, y pronto comprendí que ya no sirven. Por otra parte, yo solía ser muy ególatra. Hoy soy más modesto.

¿Por qué? Por la edad, supongo. Y porque con el tiempo te vas dando cuenta de que tu película es solo una más entre otras tantas. Y de que todas esas películas, al 80% de la población no le importan nada. Nada de lo que hagas va a cambiar el mundo, Y, además, el resultado de la película depende de un sinfín de factores muchos de los cuales escapan de tu control.

Rodó buena parte de 'Oro' en una zona selvática de Canarias. ¿Qué fue lo más difícil? Los actores estuvieron muy expuestos a las condiciones ambientales: el barro, la lluvia, la humedad. A mí eso no me afectó tanto porque yo me pasaba el día sentado en una silla diciendo tonterías, y si tenía los pies fríos me ponía otro par de calcetines y en paz. Para mí el gran reto fue que la selva es muy monótona. Como te descuides, todos los planos te salen iguales. En varias ocasiones le pregunté a mi director de fotografía: "Pero, ¿aquí no hemos rodado ya?".

¿Es consciente de que 'Oro' es una película de aventuras de las que ya no se hacen? Sí, y me da un poco de pena que haya un tipo de narrativas que ya se han perdido. Asimismo, tengo la sensación de que el cine que se hace ahora es un poco ñoño, y por eso en cuanto haces una película un poco violenta la gente se sorprende o se escandaliza. 'Oro' es violenta, sí, pero la conquista de América fue extremadamente brutal. Lo raro habría sido hacer una película sobre conquistadores que en lugar de matarse entre sí se dedican a bailar claqué.