El arzobispo de Granada Francisco Javier Martínez se postró ante el altar mayor de la catedral para pedir perdón por los "escándalos" que en las últimas semanas han afectado a varios sacerdotes de su archidiócesis. "El mal es mal, y hay que erradicarlo" de forma decidida si afecta a inocentes.

El gesto nada habitual y que solo se realiza en la misa de Viernes Santo emocionó a los numerosos feligreses que llenaron la Catedral para apoyar al obispo, cuyo papel en la crisis tras la denuncia de los presuntos abusos había quedado en entredicho. Durante todo el sábado, grupos de religiosos de todas las parroquias de Granada se convocaron mediante mensajes para asistir este mediodía a la ceremonia para mostrar su apoyo al prelado. Francisco Javier Martínez permaneció tumbado en el suelo y rezando durante siete minutos. Y lo hizo nada más empezar la ceremonia, justo una semana después de que se destapara la investigación que se lleva a cabo contra un grupo de sacerdotes de Granada que se reunían en torno a la figura de un cura, Román, de 60 años.

"Hay una misericordia infinita que perdona y nos encomendamos a ella cada vez que empezamos la eucaristía, pero hoy lo vamos a hacer de una manera muy especial, dada la herida que hemos vivido en esta semana", dijo el arzobispo tras invitar al resto de presentes que llenaban la Catedral a arrodillarse durante la oración.

Con gesto compungido, Francisco Javier Martínez dijo "los males de la Iglesia" son también los males de "cada uno" y reiteró su perdón para que "ayude y sostenga" a todos aquellos que hayan sido "escandalizados", especialmente por la "conducta de los pastores".