El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, ni está ni se le espera en la sesión plenaria que la Conferencia Episcopal celebra estos días en Madrid. En pleno escándalo por la investigación que afecta a 12 sacerdotes y seglares de su diócesis acusados de abusos sexuales a menores, el polémico prelado ha optado por evitar los focos y a sus pares. La explicación oficial es que "motivos de su diócesis" le requieren en Granada.

Pese a la norma general de que los obispos excusen su asistencia a este cónclave, en esta ocasión Martínez no ha dado explicaciones de su ausencia, pero tampoco se le han pedido. Y es que se entiende que el caso es lo suficientemente grave para que el prelado granadino permanezca en su puesto. Máxime cuando ha sido criticado en su archidiócesis por su tibieza a la hora de colaborar en el esclarecimiento de los supuestos abusos sexuales cometidos durante la pasada década, ya que pese al toque de atención de la Santa Sede la retirada de los curas supuestamente autores de los abusos no se produjo hasta que una víctima formalizó la denuncia ante la fiscalía.

Mientras tanto, la investigación que lleva el Juzgado de Instrucción número 4 de Granada sigue su curso, y se está tomando declaración a personas que pudieron sufrir las agresiones sexuales o bien conocer lo que ocurría dentro de varias residencias de religiosos de la provincia a mediados de la pasada década.

JOVEN VINCULADO AL OPUS Las pesquisas de la Policía se centran en 12 personas: 10 sacerdotes y 2 seglares. Tres de los curas estarían siendo investigados como autores materiales de los abusos, mientras que el resto lo sería en calidad de encubridores.

De momento, solo una de las víctimas, la que relató en una carta su angustia al papa Francisco, ha presentado denuncia contra los tres sacerdotes tras sentirse respaldado por el Vaticano. Se trata de un joven de 24 años, vinculado al Opus Dei y actualmente profesor en un centro católico, que habría sufrido abusos de forma continuada durante su adolescencia, momento en que estaba involucrado en diferentes actividades religiosas y pasaba tiempo en residencias eclesiásticas. Se sospecha que pudo haber al menos otras cuatro víctimas.

En este sentido, el subdelegado del Gobierno en Granada, Santiago Pérez, auguró que se producirán detenciones en breve, aunque apuntó: "No me atrevería a decir que haya una red de pederastia". Pérez confirmó que la investigación se centra en esclarecer el grado de implicación de los religiosos denunciados y de sus posibles cómplices.