Es perjudicial el aceite de palma? Hay respuestas contrarias según se pregunte a las agencias de seguridad alimentaria y oenegés o a las empresas que lo usan. Aunque no son pocas las advertencias sobre los efectos nocivos de esta planta tropical en la salud y el medioambiente, el aceite de palma no está prohibido y se encuentra de múltiples formas en los supermercados.

Imaginemos un consumidor que decide eliminar de su vida el aceite de palma. Pronto verá que es casi imposible: cerca de la mitad de los productos de consumo lo contienen, según la Mesa Redonda para el Aceite de Palma Sostenible (RSPO). No solo comida, sino también cosméticos y biocarburantes.

Hace unos días, la periodista Samanta Villar levantó revuelo en Twitter al preguntar a Hero por el aceite de palma en sus productos infantiles. Pero otras muchas empresas lo usan: Unilever, Nestlé, Kellogg’s, Colgate-Palmolive, L’Oréal, Johnson & Johnson, Burger King y McDonald’s son solo algunas. Además de barato, tiene una textura untuosa ideal para la comida procesada, las cremas y los jabones.

La concienciación social ha aumentado desde que en el año 2014 la ley obligó a las empresas especificar en el etiquetado qué tipo de «aceite vegetal» usan. «El consumidor iba a poder ver por primera vez la frecuencia con la que se utiliza el aceite de palma», afirma Laura Villadiego, de Carro de combate, colectivo que ha investigado sobre este producto.

SABER LEER LA ETIQUETA / Nuestro consumidor imaginario lee las etiquetas y ve que no hay tantos productos que digan con claridad que llevan aceite de palma. A veces está camuflado en otros nombres, advierte Carro de combate, como son: aceite de palmiste, grasa vegetal (palma); grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste, Sodium Palmitate, Estearina de palma (Palm stearin), Palmoleina u Oleina de palma (Palmolein), manteca de palma o el nombre científico de la planta (Elaeis guineensis).

La cosa se complica en los cosméticos, donde se emplean derivados que a menudo proceden del aceite de palma, pero a veces de otras materias primas. «La siguiente batalla en la transparencia de las empresas será obligarles a declarar de dónde proceden», afirma Laura Villadiego. Estos derivados son: ácido palmítico, o ácido hexadecanoico, palmitato ascorbilo, ácido esteárico, glicerina, glicerol, Sodium Laureth Sulfate, Sodium Lauryl Sulfate, palmitoil (o Palmitoyl), Glyceryl Stearate SE, emulgente E472e, aditivo E160 (betacaroteno) y similares (carotenoides, beta apocarotenal y éster etílico), ácido beta apocarotenoico, aditivo E570 - ácidos grasos, vitamina A palmitato o también palmitato de retinol.

¿Y qué productos encontramos en el mercado con aceite de palma o sus derivados? Desde las galletas Príncipe, Oreo y Tuc hasta los Donuts, los Doritos, las margarinas Flora y Tulipán, los Kinder sorpresa, los Kit Kat, la Nocilla, la Nutella, los Sugus y algunos precocinados de Findus y La Cocinera. Carro de combate tiene una lista en su página web.

RIESGOS PARA LA SALUD / Uno de los principales argumentos en contra del aceite de palma son sus efectos sobre la salud. La recomendación de Ramón de Cangas, del Comité Asesor del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas, es clara: «Cuanta menos cantidad se consuma mejor». Es un aceite rico en grasas saturadas, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares al incrementar los niveles de colesterol malo (LDL).

Algunos estudios también lo relacionan con el cáncer. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) alertó de que durante el proceso de elaboración, en el que se somete a temperaturas de 200º C, se generan sustancias genotóxicas (dañinas para el ADN) y carcinogénicas (que producen cáncer). Los ecologistas denuncian, además, que el aceite de palma es uno de los causantes de la deforestación en Indonesia y Malasia, una amenaza para los orangutanes.

En noviembre del 2016, Amnistía Internacional publicó un informe sobre Wilmar, el mayor productor de aceite de palma, en el que se relatan abusos laborales. Lo sorprendente es que algunas plantaciones investigadas tienen el certificado de la RSPO. Entre los clientes de Wilmar están Nestlé, Procter & Gamble y Reckitt Benckiser.

Las compañías se defienden asegurando que todos sus productos son seguros para la salud. La última en hacerlo ha sido Hero, que ha afirmado que «el 99%» de sus tarritos se elaboran sin aceite de palma.

Volviendo al consumidor imaginario, ¿qué opciones le quedan? Evitar la comida procesada y apostar por la cocina casera es la más saludable. Y si se opta por no comprarlo, hay que tener en cuenta que algunos aceites sustitutivos, como el de soja, también tienen su impacto social y medioambiental. «El problema no es el aceite de palma en sí, sino nuestro modelo de alimentación actual», recalca Villadiego.