El informe forense encargado por la familia del espeleólogo granadino José Antonio Martínez, fallecido el pasado mes de abril en la cordillera del Atlas marroquí, confirma que la muerte se debió a un ahogamiento, y no a las lesiones provocadas en la caída, como le ocurrió a su compañero Gustavo Virués. La autopsia insiste por tanto en la posible negligencia en la fase de auxilio y desmonta así la tesis esgrimida por los servicios de rescate de Marruecos, que tras la tardanza en su actuación aseguraron que la muerte se debió a los golpes contra la montaña.

Ambos montañeros formaban parten de una expedición que el pasado mes de abril se separó en dos grupos, uno de los cuales -formado por tres personas- se adentró en el Cañón del Wandras en el Gran Atlas, uno de los más espectaculares para los espeleólogos y de mayor dureza. Un accidente provocó que el primero de los montañeros cayera por la pared perdiendo la vida instantáneamente, mientras que el segundo quedó colgado y herido a la espera de que llegaran los servicios de rescate. Al percatarse de la tardanza del grupo, y sospechando que podía haberles pasado algo, se alertó a los servicios de emergencia del reino alauita, pero la expedición de rescate se demoró ante las dificultades para localizarles y, posteriormente, acceder al lugar del accidente. Los compañeros de los expedicionarios llegaron a ofrecerse voluntarios para rescatarles, al disponer de más medios, e incluso un grupo de espeleólogos se desplazó de urgencia desde España a Marruecos como turistas para poder realizar el rescate.

Tras las negociaciones infructuosas del ministerio de Exteriores, finalmente fueron los servicios marroquíes quienes efectuaron el rescate días después, y sin que ya se pudiera hacer nada por el segundo de los montañeros. El único superviviente relató que la operación estuvo plagada de errores y sin los materiales necesarios, y que la camilla en la que iba su amigo cayó al riachuelo helado que pasaba por el fondo del desfiladero, donde el herido permaneció varias horas sumergido.

La autopsia viene por tanto a corroborar “de forma contundente” la versión del superviviente, ya que asegura que las lesiones derivadas del accidente deportivo que sufrió José Antonio Martínez Jiménez, policía nacional de 41 años oriundo de Granada y destinado en Almería, no fueron mortales, como concluyó en su momento el Bureau D'Hygiene Communal Service Medico-Legal, que apuntó además a la hipotermia como agravante.

El informe, realizado por el Instituto de Medicina Legal de Granada y basada en todos los datos recogidos durante el levantamiento del cadáver y con los signos hallados durante la práctica de la necropsia,, apunta a que el policía nacional falleció por un síndrome ocasionado por “asfixia mecánica por sumersión y compromiso respiratorio”, según ha informado el despacho de abogados Ilocad, dirigido por Baltasar Garzón y que representa en la causa a la viuda del fallecido.

De esta manera, el despacho de abogados insiste en la necesidad de continuar con la investigación de los hechos para determinar la posible participación en los hechos de los distintos actores implicados y que se expliquen tales circunstancias por las autoridades españoles que estuvieron al corriente del desarrollo de los mismos por parte del equipo de rescate marroquí. La familia de Martínez ya reclamó en el juzgado que se investigasen no solo las causas de su muerte, sino los medios empleados en el rescate tanto por el Gobierno marroquí como los ofrecidos por el español.