El cuerpo de Lucía Vivar, la niña de tres años hallada muerta el pasado verano en Pizarra (Málaga) sobre las vías del tren, presentaba dos lesiones en la cabeza. La primera “es la que causaría su muerte, y la segunda, que podría corresponderse a un golpe del tren, sucedió cuando la niña ya no estaba viva”, según constata la autopsia encargada por los padres a dos forenses, Luis Frontela y Carlos Pérez Agua. A falta de terminar de concretar la hora de la muerte, los progenitores mantienen que el fallecimiento de la menor no fue accidental, como sostiene la Guardia Civil. “A nuestra hija nos la quitaron, no se fue por voluntad propia”, insistieron.

Rotos por el dolor, que por momentos les impedía siquiera leer las notas que querían trasladar, los padres de Lucía, Almudena y Antonio reclamaron este jueves “que se llegue hasta el final” para esclarecer a muerte de su hija y “se sepa toda verdad”, porque según aseguran “ni la propia juez que lo está investigando se cree la película que se ha montado” la Guardia Civil, que “hace agua por todas partes”.

Posible "negligencia"

En este sentido, la abogada de la familia entiende que si los golpes fueran provocados por el tren a primera hora de la mañana, después de horas de búsqueda por parte de cientos de voluntarios y poco antes de localizarse el cadáver, se debería investigar una posible “negligencia en la organización de ese dispositivo de búsqueda o en la decisión de no paralizar el tráfico de trenes”. En el caso de que los golpes no fueran causados por el tren, consideró que se trataría de un caso de asesinato.

A esta versión siguen aferrados los padres, quienes dudan de que la pequeña fuera capaz de andar cuatro kilómetros sola y a oscuras por la vía del tren tras despistarse durante unos minutos de sus padres, que la noche del 26 de julio celebraban una cena familiar en el bar de la estación de Pizarra. Una reunión con la juez del caso les mantiene esperanzados, porque la instructora mantiene que todas las líneas de investigación permanecen abiertas.

“Si antes lo teníamos claro en un 99%, ahora lo tenemos en 99,99%”, afirmó la madre, subrayando que la pequeña, “que era casi un bebé”, no era capaz de alejarse mucho de ella. “Una niña así no hace sola ese recorrido y no desaparece en cinco minutos”, abundó, insistiendo en que tuvieron que ser al menos dos personas las que se llevaron a la niña.